Crema solar: ¿Cómo funciona su efecto protector?

Últimamente, y teniendo muy en cuenta la época veraniega en la que estamos, en Medciencia os hemos ido hablando de diferentes temáticas referentes a esta temporada estival. Primero fueron las medusas, después los mitos sobre tomar el sol, el peligro del melanoma o cáncer de piel, el golpe de calor… Hoy, ya que soy tan pesado recomendando el uso de la crema solar, os explicaré como funciona y de que nos protege exactamente.

Para empezar con este tema, debemos saber porque se producen las quemaduras. Como sabéis (y si no lo sabéis, ahora os lo explico yo), el sol emite energía continuamente gracias a diferentes tipos de radiaciones. Entre estas radiaciones están los rayos X (filtrados por la atmosfera), las ondas de radio (estas no queman, no temáis), y por último existe la luz visible y dos tipos de radiaciones que no podemos percibir con la vista: las radiaciones infrarojas o IR, que nos calientan pero no nos queman, y las famosas radiaciones ultravioleta (UV), que es la más nociva y contra la que nos protegerá la crema.

A su vez, esta radiación ultravioleta se divide en tres tipos: UVA, UVB y UVC. Las radiacones C las absorbe la capa de ozono, así que no nos tenemos que preocupar, pero las otras dos si llegan hasta nosotros, y sobre todo hay que preocuparse por las B.

Los rayos UVA son los que producen el típico bronceado de la piel, pero no penetran demasiado en la piel. Pero, como os he dicho, los efectos más nocivos los producen las radiaciones UVB, ya que sus efectos son a largo plazo y son efectos acumulativos (de ahí el típico dicho de que “la piel tiene memoria”). Estas radiaciones son las responsables de las quemaduras y de los futuros cáncer de piel, ya que la piel conserva las lesiones antiguas. Así, cuando una persona se quema de forma repetida en la juventud, hay más posibilidades de que tenga un cáncer de piel (se acumularan probabilidades de llegar al cáncer).

Ahora bien, ¿Qué hacen ante estas radiaciones los protectores solares? Pues estas cremas contienen una serie de sustancias químicas con nombres complicados, cuya función es absorber las radiaciones ultravioleta. Por ejemplo, el avobenzone o el Parsol absorben los rayos UVA, y el octil metoxicinamato, omosalato, octil salicilato y el padimate absorben los rayos UVB. Además, estas cremas suelen contener formulas hidratantes con vitaminas A, E o B5.

Y, finalmente, está el factor de protección solar (Sun Protection Factor o SPF en inglés). Son los típicos números de las cremas solares (20, 30, 60…), ¿Qué significan estos números?

Expliquemoslo con un ejemplo: una persona con la piel muy blanca, que normalmente tarde un minuto en quemarse (es exagerado, pero para hacerlo fácil), si usa un factor de protección 15, tendrá 15 minutos de protección contra el sol. Si la persona es más morena y, normalmente, tardaría 10 minutos en quemarse, usando el mismo factor de protección 15, tardará 150 minutos. Es decir, los números de protección vienen a decirnos el tiempo que aguantaremos sin que las radiaciones penetren en nuestra piel, multiplicando el tiempo que nuestra piel aguanta normalmente, y dependerá del tipo de piel que poseamos inicialmente, y de lo elevado que sea este número en la crema solar.

Como sabéis, según la clasificación actual existen cremas de protección mínima (SPF 2 – 11), protección moderada (SPF 12 – 29) y protección alta (SPF igual o mayor a 30). Eso si, los expertos advierten que no hay una diferencia demasiado significativa entre un factor 30 y uno de 60 por ejemplo, pero el precio si es considerablemente superior. Lo mejor que podéis hacer es consultar a vuestro médico o farmacéutico sobre este tema, pues no estamos en la mejor época para que nos vendan la moto y nos vayan timando de estas maneras.

Y  para acabar, como siempre digo últimamente ¡USAD CREMA SOLAR! ¡LA PREVENCIÓN ES LO PRIMERO!

Vía: Ciencia online / Azulinarium.

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