Un “mini cerebro” en la médula espinal que colabora en el equilibrio

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¿Alguna ves os habéis preguntado cómo funciona el equilibrio? ¿Cómo sabe nuestro cuerpo hacia donde tiene que inclinarse o permanecer estable respecto al medio que nos rodea? Lo que sabíamos hasta ahora es que se trata de un sistema complejo donde colaboran, por una parte, nuestros oídos (concretamente la parte del oído interno), y por otra nuestros ojos. Entre ambos sistemas se logra que nuestro orgasmo se sitúe en el espacio y pueda responder a él. Sin embargo… ¿es posible que nos faltara un elemento en esta ecuación del equilibrio? Según un reciente estudio, sí.

El mini cerebro que colabora en el equilibrio

La investigación, a cargo del Instituto Salk y publicado recientemente en la revista Cell, afirma que gran parte de nuestro equilibrio corporal inconsciente (como el hecho de mantenernos en una posición vertical concentrada) estaría determinado por un grupo de neuronas situadas en la médula espinal, funcionando a modo de “mini cerebro“, pues integran la información sensorial y la ajustan a nuestros músculos para que no decaiga su contracción.

Concretamente, el estudio habla sobre la integración del sentido del denominado “tacto ligero”, un tipo de sensación específica que implica pequeños y sutiles cambios de contracción muscular en respuesta a estímulos externos, en este caso procedentes de las plantas de los pies. De hecho, se ha llegado a crear un mapa neuronal de esta zona de la médula espinal en ratones gracias al uso de un virus de la rabia modificado, llegando a vislumbrar un auténtico centro de control que integra las órdenes motoras desde el cerebro hasta la información sensorial de cada una de las extremidades. Probablemente ya lo habréis imaginado, pero este descubrimiento tendrá grandes implicaciones en las futuras terapias de lesiones medulares o enfermedades que afecten a las habilidades motoras o del equilibrio, además de poder prevenir las caídas en ancianos.

Así lo comenta Martyn Gouldin, profesor de Salk y autor principal del estudio:

“Cuando paseamos, nuestros sensores táctiles de las plantas de los pies detectan los sutiles cambios de presión y el movimiento. Dichos sensores envían señales a nuestra médula y nuestro cerebro. Por ello, nuestro estudio abre las puertas a nuevas terapias, ya que hasta ahora no sabíamos como se codifican o se procesan estas señales en la médula. Por otra parte, no estaba claro cómo se produce la fusión entre esta información táctil y la información sensorial para controlar el movimiento y la postura”

Como veis, de la misma forma que nuestro cerebro a veces deja vagar su mente y se pone en “piloto automático“, nuestra médula espinal y su recientemente descubierto “mini cerebro” también sabe hacerlo, y de forma inconsciente para nosotros logra mantenernos en equilibrio sin que tengamos que contraer o extender nuestros músculos a voluntad. Y, como ya hemos señalado anteriormente, las implicaciones de este conocimiento en las futuras terapias de lesiones medulares o caídas pueden ser enormes.

Vía | PsyPost.

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