El estrés en niños modifica el cerebro – Medciencia


El estrés forma parte de nuestra vida, es “uno más de la familia”, y sino que nos lo digan a los estudiantes en enero o junio. Pero esto, lo parezca o no, es un estrés más bien leve. Para hablar estrés de verdad deberíamos pensar en las situaciones como guerras, actos de violencia, vivencia de enfermedades graves, largas temporadas en un hospital… entre muchas otras cosas.

Y esto no solo lo viven los individuos adultos, sino que también puede afectar a los más pequeños de la casa, llegando a modificar su plástico y maleable cerebro (como os expliqué aquí, el cerebro no madura totalmente hasta los 24 años). Según un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience, los niños sometidos a grandes dosis de estrés  (miembros de la familia víctimas de violencia, delitos, enfermedades crónicas familiares) pueden llegar a tener una disminución de un área cerebral relacionada con la memoria e, incluso, una repercusión sobre la capacidad cognitiva (en otras palabras, una modificación de su comportamiento).

Este estudio se suma a otros donde se ha visto la relación entre estrés en niños y daño celular u estrés infantil y disminución de la esperanza de vida. Además, los investigadores se han inspirado en un trabajo realizado con animales, donde se encontró una relación entre el estrés y los cambios cerebrales en la corteza prefrontal (una zona cerebral implicada en la memoria). Como nos comenta Jamie Hanson, graduado en psicología por la Universidad de Wisconsin-Madison:

“Todas las familias sufren un poco de estrés, por lo que es importante tener en cuenta los efectos que podemos encontrar con niveles elevados de estrés”.

Durante el estudio, se entrevistó a 61 niños de entre 9 y 14 años, preguntándoles sobre diferentes acontecimientos estresantes de su vida. Además, se les realizó una resonancia magnética para escanear su cerebro, donde se pudieron encontrar modificaciones en la corteza cingular anterior (zona cerebral relacionada con la memoria espacial, memoria de trabajo, las emociones y el comportamiento), una zona de menor tamaño en los niños más estresados.

“Son diferencias sutiles, pero están relacionadas con importantes habilidades cognitivas”.

Los investigadores no están seguros del mecanismo que sigue este proceso de degeneración del cerebro, de la relación que hay entre el estrés y los cambios cerebrales, ni tampoco saben si las cicatrices cerebrales serán de por vida. Se centran especialmente en el cortisol (hormona del estrés) y la dopamina, ya que afirman que los niveles elevados de cortisol pueden afectar a nuestras neuronas.

Según nos comenta Hanson:

“La exposición a elevados niveles de estrés puede cambiar las sustancias químicas del cerebro y el cuerpo. No tratamos de argumentar que el estrés produce cicatrices cerebrales permanentes, ni sabemos cómo afecta esto al cerebro. Solo tenemos una foto, una imagen de resonancia magnética de cada individuo. No sabemos si las modificaciones serán duraderas, pues el cerebro es muy plástico y puede cambiar con el tiempo”.

Así pues, esta investigación se suma a muchas otras sobre el cerebro, un órgano que poco a poco vamos conociendo mejor, pero del cual no sabemos prácticamente nada hoy en día.

Vía: LiveSciencie.

Imagen: Somniatores

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