El papel del ejercicio en la depresión y la ansiedad – Medciencia

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La depresión, que afecta más o menos a un 10% de la población, puede ser muy duradera y debilitante. Entre los síntomas habituales se incluyen cambios en el apetito, pérdida de energía y sensación de impotencia. Además, a menudo los afectados padecen niveles notables de ansiedad. Por otro lado, es bien sabido que el deporte ayuda en muchos aspectos de nuestra vida, como el estrés o la ansiedad. Una de las rutas para superar la depresión podría comenzar, por tanto, con unas zapatillas deportivas.

Son varios ya los trabajos que indican que el ejercicio constante podría unirse a otros tratamientos para la depresión y la ansiedad. Éste ayudaría a impulsar el estado de ánimo, a combatir los sentimientos negativos y a preparar el cerebro para manejar mejor el estrés. Entre el 80% y el 90% de las personas con depresión responden bien al tratamiento y casi todos los pacientes obtienen alivio de sus síntomas con el tratamiento combinado con el ejercicio.

Combatiendo la tristeza

Los profesionales de la salud consideran el ejercicio como una referencia para ayudar a prevenir ciertas enfermedades, controlar el peso e incluso condimentar nuestra vida sexual. Y también son varios los trabajos que hablan de otro beneficio: que los diferentes tipos de actividad física (desde los potentes ejercicios aeróbicos a actividades mucho más suaves) podrían ayudar a disminuir los síntomas depresivos. En un estudio de 2007 investigadores de la Universidad de Duke aseguraron que caminar y correr un par de veces a la semana era, en general, tan efectivo como los antidepresivos a la hora de reducir los síntomas de la depresión.

Más allá de que se sabe que la actividad física aumenta los niveles de endorfinas (que aumentan la sensación de bienestar), los científicos sugieren que la actividad física podría alterar la química del cerebro y, por lo tanto, funcionar como algunos fármacos antidepresivos para alterar la química del cerebro. Un trabajo reciente en ratones encontró que aquellos animales que corrieron voluntariamente en unas ruedas presentaban una mayor cantidad de las células cerebrales productoras del neurotransmisor GABA (asociado con sentimientos de calma) que aquellos que prefirieron holgazanear.

Por otra parte, según Mayo Clinic, estar en forma también puede ayudarnos a obtener la confianza necesaria, distraernos de preocupaciones, adquirir más interacción social y optar por un estilo de vida saludable para combatir la depresión. Y la investigación sugiere que este efecto no es sólo temporal, es decir, que el ejercicio podría ayudar a disminuir los síntomas para siempre.

Recientemente, Inés Olaya Velázquez y Bibiana Iglesias Martínez, de los centros de salud de Sabugo y La Magdalena (Avilés), elaboraron un estudio titulado «Prevalencia de realización y prescripción de ejercicio físico en pacientes diagnosticados de ansiedad y depresión». Las expertas trabajaron con cerca de 300 de entre 18 y 75 años diagnosticados de ansiedad o depresión y consumidoras de psicofármacos, con el objetivo de hallar la frecuencia de prescripción de ejercicio en estos pacientes. Los resultados mostraron que el porcentaje de pacientes que realizan ejercicio físico es bajo, por lo que la prescripción del mismo debería ser mejor. También deberían mejorar la indicación del tipo y duración del ejercicio.

Consejos para el ejercicio

Pilar Martín Escudero, doctora especializada en deporte, ofrece consejos a la hora de hacer ejercicio:

1. Someterse a un reconocimiento médico deportivo completo.

2. Realizar ejercicio aeróbico de más de 20 minutos, a intensidad baja o moderada, de tres a cinco veces a la semana y durante al menos seis meses seguidos. Es importante hacer ejercicio con regularidad para para conseguir efectos psicológicos evidentes.

3. Realizar un calentamiento previo y estiramientos posteriores.

4. Hacerlo con alguien conocido, familiar o amigo, porque una de las características dominantes de la depresión es la carencia de motivación. En este sentido, es importante también buscar ejercicios sociables como fuente de evitar aislamiento.

6. Buscar el tipo de ejercicio más agradable para el paciente.

7. Fijarse metas razonables pero con rigor.

9. La música puede ayudar en la realización del ejercicio.

10. Realizar ejercicio en contacto con la naturaleza, a las horas centrales del día para recibir más energía lumínica.

11. Comer alimentos 2 h antes de empezar el ejercicio.

12. Beber agua antes, durante y después de ejercicio para evitar la deshidratación.

13. No tomar alcohol y tomarse la medicación.

Fuente | Greatist, Mayo Clinic

Imagen | Aaron

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