El poder de la imitación: Ser imitados por otros nos hace ser más confiados (incluso en los niños)

La imitación siempre se ha descrito como una de las claves de las relaciones interhumanas, es decir, es uno de los fundamentos de la sociabilización. Se sabía que esto funcionaba en adultos, pues el hecho de ser imitado por nuestros semejantes nos hace tener tendencia a confiar más en ellos. Pero, ¿qué sucede en los niños?

Según los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzing, Alemania, en bebés también se produce este aumento de confianza en otras personas si son imitados por ellas. Es decir, la imitación promueve un comportamiento prosocial, ¡desde los escasos dieciocho meses de edad!

Durante el estudio se trabajó con 48 niños de dieciocho meses de edad que eran imitados o no por un investigador. Más adelante, cuando este investigador o un adulto diferente necesitaban ayuda, los niños que previamente habían sido imitados estaban más predispuestos a prestar su ayuda de forma espontánea. Como dice Malinda Carpenter, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

“Por lo tanto, incluso en la infancia, la mímica tiene consecuencias sociales positivas: Promueve una orientación pro-social general hacia los demás”

Posteriormente, en un segundo estudio, participaron 32 niños de cinco a seis años que interactuaron con un experimentador que imitaba sus elecciones y con otro experimentador que hizo elecciones independientes de las de los niños. Aquellos niños que habían sido imitados fueron más propensos a confiar en las preferencias y demandas de cada investigador que los había imitado previamente. En definitiva, los resultados demuestran que ya desde la infancia el hecho de imitar y ser imitados promueve la socialización entre las personas, y que justamente en los niños pequeños esta imitación es un poderoso medio de influencia social en el desarrollo.

“Los niños fueron mucho más propensos a apoyar tanto a las preferencias como las afirmaciones hechas por el experimentador que los había imitado. Estos resultados demuestran que la imitación es una forma poderosa de influencia social en los niños, de la misma forma que en los adultos, afectando la medida en que los niños están influenciados por las preferencias y opiniones de los que les rodean.”

Como hemos comentado antes, esta imitación se da muchísimo más a nivel de los adultos, y es una manera rutinaria y automática de ejercer las relaciones sociales, pues el hecho de copiar los movimientos, las posturas o las expresiones de los demás tiene una serie de consecuencias positivas para nosotros y nuestro entorno social. Por otra parte, el hecho de ver que somos imitados hace que también seamos más serviciales y generosos con esos individuos que previamente nos han imitado. Es decir, nos comportamos mejor con aquellos que copian nuestras posturas y movimientos que con aquellos que no lo hacen.

Eso si, en los más pequeños aún se desconoce que efectos sociales tiene esta imitación, y de ahí la realización de este estudio, y los planes futuros de seguir investigando que otros beneficios tiene la imitación entre los niños.

Vía | ScienceDaily.

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