Hablar de uno mismo es tan placentero como el sexo

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Existen muchas cosas que puedan darnos placer de algún tipo y siempre, de forma consciente o inconsciente, vamos buscándolas. Una de esas cosas evidentemente es el sexo, pero hay otras muchas como los alimentos, bebidas o incluso la música. Todas estas situaciones ejercen cambios en nuestro cerebro, dando lugar a la liberación de dopamina y en consecuencia provocandonos placer. Pero, ¿y hablar de nosotros mismos? Puede que eso de regodearse en uno mismo ejerza más efectos en nuestro cerebro de lo que pudiéramos imaginar.

Para que os hagáis una idea, la mayoría de la gente pasa un 40% de su tiempo hablando de si mismos. Si ya vienes de fábrica con una personalidad egocéntrica debe ser un porcentaje todavía mayor. Así que los investigadores del Laboratorio de Neurociencia Social Cognitiva y Afectiva de la Universidad de Harvard se propusieron adivinar porque nos gusta tanto el sonido de nuestra propia voz y que relación había entre esto y el posible placer y efecto de recompensa en nuestro cerebro.

Para detectar esta relación, los investigadores utilizaron la resonancia magnética funcional (fMRI), un tipo de escaner cerebral que identifica los cambios de flujo sanguíneo en el cerebro para detectar si se produce activación o no delante de ciertos estímulos. Usaron dicha técnica con hasta 195 personas que hablaban de si mismas, incluyendo sus propias opiniones y rasgos de su personalidad. Posteriormente se pidió a los voluntarios discutir las opiniones y los rasgos de otras personas que conocían.

Así pues se midió el flujo sanguíneo cerebral de los voluntarios durante las dos discusiones y los compararon entre sí. Cuando los participantes hablaban de sí mismos, se detectaba un aumento de la actividad en la corteza prefrontal medial (vinculada al pensamiento auto-relacionado). Pero no solo eso, sino que también se detectó actividad en el núcleo accumbens y el área tegmental ventral, ambas zonas ligadas a la liberación de dopamina.

Estas dos áreas que os acabo de mencionar están ligadas a los sistemas de recompensa y placer del cerebro y también se activan durante las relaciones sexuales, al consumir drogas o comer alimentos sabrosos por ejemplo.

Según los investigadores, estos hallazgos demuestran que hablar de uno mismo puede ser intrínsecamente placentero, lo cual motivaría a hablar mucho de uno mismo con cierta regularidad.

Posteriormente, en un segundo experimento, se comprobó si el hecho de hablar de uno mismo delante de amigos o parientes podía influir en la actividad cerebral. El experimento era similar al primero, tan solo cambiaba el hecho de que se les decía a los voluntarios que sus opiniones se compartirían con seres conocidos.

Resultó que sí hablar de uno mismo es placentero, hacerlo delante de amigos o parientes aumenta todavía más dicho placer.

Así que, como conclusión, la próxima vez que habléis de vosotr@s mism@s o veáis a alguien que lo hace, recordad que la sensación que estará sintiendo su cerebro en ese momento será bastante similar a la que siente durante el sexo (al menos, a nivel cerebral).

Vía | Daily Mail.

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