La ansiedad y el dolor en las relaciones sexuales: ¿Negativos o placenteros?

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La concepción general es que si uno está muy nervioso las cosas en el dormitorio se resienten de forma negativa, y por lo general esto es así. Pero hoy voy a explicar ciertos conceptos que explican cómo esta ansiedad en ciertos momentos puede jugar en nuestro favor. Pero para empezar debemos entender cómo afecta la ansiedad fisiológica a la respuesta sexual para así poder ver en qué fase nos interesa potenciarla.

Sistemas implicados en la respuesta fisiológica sexual:

Hay dos sistemas principales implicados en nuestra respuesta sexual. Nos referimos a la respuesta sexual explicita, es decir, erección, lubricación y orgasmo. Nos saltaremos el resto de fases y el resto de sistemas aunque no por ello son menos importantes. Pues bien estas respuestas dependen de dos sistemas:

–                    Sistema parasimpático: Funciona cuando estamos relajados, se encarga de un ritmo cardíaco lento, músculos relajados, vasos sanguíneos dilatados y así enviar sangre a los genitales cuando hay excitación.

–                    Sistema simpático: Se encarga de poner el cuerpo en “modo alerta” o prepararse para responder ante una amenaza, el ritmo cardíaco se acelera, segregamos adrenalina, se dilatan las pupilas y la sangre se dirige a los músculos y el cerebro (abandonando los genitales). Es este sistema el que se encarga de que la erección desaparezca instantáneamente ante una amenaza. Pero, y sorprendentemente, cuando la excitación aumenta se van activando fibras simpáticas ya que estas son las que actúan en la culminación u orgasmo. El sistema simpático produce el orgasmo, a la vez que inhibe la erección. Cuando los vasos se constriñen la sangre deja de fluir a los genitales y se pierden sensibilidad y erección.

¿Qué nos dice todo esto? Pues explica muchas cosas, explica porque a una mujer le puede costar mucho llegar al orgasmo cuando está nerviosa (ya que entra directamente en activación solo simpática y esta impide la excitación y la sangre en los genitales que dependen del sistema parasimpático), explica los casos de impotencia en que el sistema parasimpático activa mecanismos de ansiedad-amenaza y se pierde la erección y explica también la eyaculación precoz, pues una activación fuerte y temprana del sistema simpático también puede detonar una eyaculación rápida.

Pero este no es el tema que más interesa, el tema más interesante es como conseguir utilizar ambos sistemas a nuestro favor.

Debemos aprender a relajarnos en el inicio de la relación sexual, detectar las señales fisiológicas que denotan activación simpática y si están presentes intentar esperar a que desaparezcan. No iniciar la relación con el sistema parasimpático en ebullición pues estaremos abocados al fracaso. En cambio una activación parasimpática producirá una excitación genital satisfactoria.

Pero lo curioso es el aprovechamiento del sistema simpático. Hemos dicho que el sistema simpático puede producir el orgasmo pero también puede inhibir las respuestas sexuales, luego ¿Dónde está el truco? Lo veremos con unos ejemplos…

–                    La pareja que practica relaciones sexuales en público.

–                    Aquellos que disfrutan con la inflicción de dolor (s&m y similares).

–                    La gente que le gustan las palabras obscenas.

–                    Los gritos, los gemidos…

¿Qué tienen en común estos actos?, tienen en común que producen activación, activan el sistema nervioso simpático. La gente que realiza estas prácticas ha aprendido a utilizar el sistema simpático a su favor para propiciar un orgasmo más rápido. En una persona que viera cualquiera de estas prácticas como negativa lo que haría la activación del sistema simpático es acabar con la erección-excitación. Como vemos el equilibrio es muy delicado. Obviamente estas prácticas no funcionaran si estás incomodo, ansioso o tienes otros problemas, pero si lo que te cuesta es llegar al clímax es una forma de inducir una excitación simpática potente y desencadenar un orgasmo rápido, repito que esto es según cada uno, para gustos colores y no a todas las personas les gusta lo mismo.

Si conseguimos que el nerviosismo sea un nerviosismo positivo que deje el sistema simpático al borde de la excitación podemos conseguir un orgasmo más rápido y potente (lo cual suele ser visto como más deseable para el sexo femenino ya que en hombres puede desencadenar una eyaculación muy temprana).

El caso del dolor en el sexo:

Este es un tema particular. Mucha gente siente curiosisdad sobre como ciertas practicas pueden gustar, pues bien, hoy lo vamos a explicar. Como sabéis no a todo el mundo le gusta introducir las mismas prácticas en la cama, pero si es cierto que la práctica “ligera” o como diría el popular personaje del señor Grey “vainilla” del s&m está en auge. A pesar de las modas (que sí, también afectan al sexo) puede haber un motivo más lógico para su mantenimiento. Hablo de las prácticas más light, dado que en casos de dolor más intenso pueden intervenir otros mecanismos psicológicos y fisiológicos.

Como sabemos la excitación sexual y el orgasmo segregan endorfinas, las endorfinas son unos opiáceos analgésicos naturales que aumentan el umbral del dolor, luego esta es una de las explicaciones: en cierta manera no sentimos tanto dolor con estas prácticas pues la propia respuesta sexual disminuye la percepción del mismo. Así el umbral se eleva. Y de hecho el propio dolor, que activa los nociceptores (haciendo que estos envíen información al cerebro) incita la producción de endorfinas que producen una adictiva sensación de bienestar y placer. Además en ocasiones de sobreesfuerzo (como en las relaciones sexuales) su producción aumenta aún más.

Estudios han demostrado que cuando algo causa menos dolor del esperado, esto puede producir una sensación placentera.

Otro factor importante es el estrés, este puede estimular la producción de serotonina y melatonina, lo cual puede hacer percibir una experiencia dolorosa como algo placentero.

Otro aspecto importante es la adrenalina, la adrenalina puede ser muy adictiva, ese “Rush” que circula por nuestro cuerpo cuando identificamos una situación de riesgo o amenaza (aunque sea placentera) puede llevarnos a querer repetir la experiencia. Muchas veces las practicas de s&m desencadenan esa adrenalina. Esto explica porque los “buscadores de sensaciones” pueden ser más propicios a ella.

La dopamina, segregada en situaciones sexuales y de enamoramiento también influye disminuyendo la percepción del dolor.

Además la estimulación cutánea de una zona hace que aumente el riego sanguíneo a la misma, ampliando el abanico de sensaciones que la misma puede hacernos percibir, aumentando la sensibilidad de la misma. Y es sabido que por ejemplo, aunque un cachete produce dolor (lo mismo que cuando estiran de la cela depilatoria para poner otro ejemplo), si conseguimos activar otros receptores cutáneos (por ejemplo acariciando o soplando la zona) estos inhiben el mecanismo mecánico de respuesta de dolor de la piel. Así pues ahí va otro consejillo por si a vuestra pareja “se le va de las manos” la intensidad, una sensación delicada en la misma zona puede disminuir el dolor.

¿Qué otros beneficios puede tener la inflicción de dolor o prácticas similares? Por ejemplo puede ayudar a focalizar la atención, esto puede sonar raro pero muchas veces hay gente a la que se le va la cabeza a otras preocupaciones, que siente ansiedad de actuación, que se distrae y esto dificulta la respuesta sexual, lo cierto es que es difícil pensar en otra cosa cuando sientes dolor, luego al menos, de acuerdo estaremos en que sirve de foco atencional en el propio acto, cortando cadenas de pensamientos que pueden sabotear la relación.

Todas las personas tienen su propio umbral, desde las que lo sitúan en los mordisquitos cariñosos hasta las que lo sitúan en dolores mucho más intensos (como quemaduras o cortes), en cualquier caso, insisto el umbral es fino, si pasas el umbral de una persona, el efecto puede ser el contrario, la persona puede percibirlo como muy desagradable y entonces ser la activación simpática (pero la negativa) la que impida la respuesta sexual.

Para saber más sobre los procesos cerebrales (y es bastante avanzado) aquí podéis consultar como envía la información del dolor el sistema nervioso.

Fuente: El País, Muy Interesante, Realitysandwich, Psychcentral.

Imagen: Flickr.

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