La psicopatía podría tratarse controlando los niveles de testosterona

Aunque hay algunos que lo disimulan muy bien (esos de los que su vecina del piso de enfrente siempre dice: “pues parecía muy normal, me saludaba siempre en el ascensor”); por lo general, los psicópatas suelen tener serios problemas emocionales. Como casi todo, la psicopatía también tiene su huequecito en el cerebro y, por lo tanto, es susceptible de ser tratada si se da con la sustancia adecuada. El estudio del que os vamos a hablar en este artículo analiza el potencial de la inhibición de la testosterona con este propósito y, por el momento, parece ser muy prometedor.

¿Cómo es el cerebro de un psicópata?

El principal problema de un psicópata no reside en pensar mal; sino en llevar a cabo las fechorías que piensan. Esto lleva a pensar que uno de sus problema se encuentra en conexiones defectuosas de las zonas cerebrales implicadas en la represión de los impulsos.  Además, también muestran alteradas la corteza prefrontal, reguladora de la conducta,  y la amígdala, implicada en el control de las emociones. Todo esto explica no sólo por qué cometen sus crímenes con tanta frialdad, sino que también ayuda a entender otros hechos, como  la causa por la que suelen tener serios problemas para crear amistades y el motivo que les lleva a delatarse ellos solos cuando los interroga la policía.

El experimento

En este estudio, llevado a cabo por investigadores del Instituto Donders, han descubierto que la testosterona es capaz de actuar sobre las regiones del cerebro implicadas en el control de las emociones. Para ello, en colaboración con la Fundación Pompe de psiquiatría forense, tomaron los datos de un grupo de 15 criminales con formas de proceder psicópatas y, además,  a una serie de sujetos sanos. A todos ellos se les proporcionó un joystick que tenían que mover mientras veían una serie de fotos. Si la imagen mostraba una cara amigable se lo acercarían y si, por el contrario, era una cara enfadada, lo alejarían. Por otro lado, mientras tanto, eran sometidos a una resonancia magnética de su cerebro. En el caso de los sujetos sanos, se comprobó una buena comunicación entre el córtex prefrontal y la amígdala. Además, si se les pedía que hicieran el movimiento contrario (alejar las caras amigables y acercar las enfadadas), lo hacían sin problema.  Este movimiento tan poco intuitivo requería una gran capacidad de control que, además, se pudo observar en la actividad cerebral.

Sin embargo, en el caso de los psicópatas, las conexiones entre la corteza preforntal y la amígdala eran muy pobres, especialmente en aquellos que mostraban altos niveles de testosterona endógena.

Éste sería un descubrimiento determinante para poder tratar la psicopatía, ya que queda clara la región del cerebro sobre la que habría que actuar y la hormona cuyos niveles habría que controlar.

Sería maravilloso imaginar un mundo en el que los psicópatas sólo existiesen en las películas de terror, ¿verdad?

Fuente: eNeuro

Vía: Science daily

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