Los beneficios de la vitamina E en el Alzheimer – Medciencia

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Tendemos a prestar un exceso o un defecto de atención a las vitaminas. Me explico, o existen individuos con una “obsesión” con los suplementos vitamínicos (aunque en alguna ocasión hemos comentado que no son necesarios), u otros en el otro punto radical que directamente ni se preocupan de llevar una dieta variada para no carecer de ninguno de estos nutrientes esenciales. Hace poco os hablamos de la variedad de consecuencias que podíamos sufrir por falta de vitamina D, así que hoy os hablaremos de otra vitamina, menos comentada normalmente en mi opinión (pues las “famosas” suelen ser las vitaminas A, B o C).

En su día os comentamos como la vitamina E previene el derrame cerebral, pero, ¿qué puede decir la vitamina E dentro de la enfermedad de Alzheimer?

La vitamina E y la función cerebral

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Si ayer mismo os hablaba de la importancia de la dieta en el envejecimiento cerebral (concretamente una dieta alta en grasas para retrasar el envejecimiento), hoy hablaremos de un reciente estudio, comentado por el Dr. Mercola en su web, y publicado en la revista JAMA, el cual afirma que la vitamina E sería capaz de retrasar la pérdida de funciones cognitivas como la planificación o la organización, síntomas típicos del temido Alzheimer.

En este caso, la investigación comparó los efectos de la vitamina E (alfa-tocoferol) con un fármaco muy usado en el Alzheimer, la memantina, con el objetivo de comparar la eficacia de ambas sustancias en cuanto a frenar la progresión de la enfermedad se refiere, en etapas leves-moderadas claro. Para ponernos en materia, la función de la memantina es inhibir la acetilcolinesterasa, una sustancia que, a su vez, disminuye la cantidad de acetilcolina cerebral, un neurotransmisor muy importante. Hasta el momento, se ha relacionado de forma muy significativa la enfermedad de Alzheimer con la falta o disminución de este neurotransmisor, por lo que supuestamente la memantina debería ser eficaz.

En este caso se evaluaron los datos de 561 pacientes con enfermedad de Alzheimer leve-moderada en un ensayo clínico aleatorizado paralelo, doble ciego, y controlado con placebo, siendo la distribución en 4 grupos:

  1. Vitamina E sola.
  2. Memantina sola.
  3. Vitamina E junto a memantina.
  4. Placebo.

Se siguió a los pacientes durante dos años, llegando a la conclusión de que la progresión de la enfermedad de Alzheimer disminuyó hasta un 19% en los pacientes que tomaban vitamina E, en comparación al placebo (el equivalente a seis meses de retraso de la progresión de la enfermedad, en un período de dos años). Además, los pacientes que tomaban vitamina E necesitaban una media menor de cuidados, es decir, eran más independientes que los pacientes que no la tomaban. Esto no implica que la vitamina E prevenga la enfermedad, pero sí hace conservar cierta independencia.

Por su parte, los grupos que recibieron memantina sola o combinada con vitamina E no obtuvieron mejoras significativas respecto al placebo.

La “inutilidad” de la memantina en el Alzheimer

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Finalmente, el Dr. Mercola señala que no es la primera vez que se comprueba que la memantina es inútil en los casos leves o moderados de Alzheimer, pues es un medicamento aprobado para casos moderados-severos, aunque igualmente se recete en etapas menos avanzadas, e incluso en el llamado deterioro cognitivo leve (del cual sabemos que aumenta hasta 4 veces el riesgo de sufrir Alzheimer posteriormente).

Por ejemplo, señala, existe un análisis de 2011 de tres ensayos clínicos que demostraron que los pacientes con un Alzheimer leve que tomaron memantina no obtuvieron mejora alguna de su función cerebral ni en sus actividades de la vida diaria, en comparación al placebo. Incluso en pacientes con deterioro moderado o grave, donde el medicamento sí debería tener efecto, los resultados no eran los esperados. Por ello, los investigadores llevaron a la conclusión de que la memantina no es útil en una progresión leve del Alzheimer, y que existen ciertas dudas sobre su eficacia en la enfermedad de Azheimer moderada. Si añadimos esto a los diferentes efectos secundarios del medicamento (como mareos, dolor de cabeza, confusión…), las cosas se complican, llegando a ser peor el remedio que la enfermedad.

Por el momento, habrá que seguir investigando el potencial de otras vías de tratamiento, como podría ser la vitamina E (aunque, eso sí, por lo visto es mejor tomarla a base de una dieta adecuada, ya que su suplementación no obtiene tantos beneficios como el consumo natural por dieta).

Vía | Mercola.

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