Microorganismos a nuestro servicio: La microbiología industrial

Poco a poco intento hacer comprender a mis lectores que los microorganismos, especialmente las bacterias, no son el enemigo. Hoy hablaré de cómo podemos aprovecharnos de los microorganismos que nos aportan beneficios, pasando desde la fabricación de yogures o bebidas alcohólicas hasta la producción de medicamentos muy útiles contra muchas enfermedades actuales.

Los microorganismos más utilizados a escala industrial son los hongos y algunas bacterias, especialmente el género Streptomyces (exacto, el mismo grupo que contiene las bacterias que nos dejan esa sustancia llamada geosmina que produce el agradable olor a lluvia).

De forma muy resumida, os menciono los productos de mayor interés para su producción en masa: los propios microorganismos como las levaduras, que se utilizan en la industria panadera y para la producción de cerveza; antibióticos, como la penicilina o la tetraciclina; esteroides como la cortisona; enzimas, muy utilizadas en la industria alimentaria para múltiples aplicaciones; productos químicos especializados y aditivos alimentarios; productos químicos genéricos baratos como por ejemplo el etanol y el ácido cítrico; vitaminas, como la B12 y la riboflavina (B2). No olvidemos que participan de forma muy activa en la industria alimentaria, pensemos simplemente en los productos lácteos.

Los microorganismos utilizados deben tener una serie de requisitos mínimos para que los podamos explotar que se resumirían básicamente en lo siguiente:

  1. Deben producir la sustancia de interés en grandes cantidades de manera que nos salga rentable.
  2. Crecer de forma rápida, en un medio de cultivo barato y sintetizar nuestro producto rápidamente.
  3. Como es lógico, no debe ser patógeno para el ser humano pero tampoco para plantas y otros animales de interés económico.
  4. Deben ser buenos candidatos para manipulación genética ya que normalmente se suele incrementar su rendimiento de esta manera.

Antibióticos de origen microbiano

He elegido esta aplicación de los microorganismos por ser de gran interés actual y porque mueve miles de millones a nivel mundial. Escuchamos casi a diario un montón de nombres de antibióticos que no sabemos ni qué significan ni de dónde vienen pero que ayudan a salvar muchas vidas. Leeréis un montón de nombres extraños pero seguro que alguna vez todos los hemos oído y es interesante saber su origen y para qué se usan. Vamos a desvelar algunas de esas sustancias tan milagrosas creadas por microorganismos.

Penicilina: producidas por el hongo Penicillium chrysogeum (en la imagen de la derecha). Engloba a una serie  sustancias antibióticas que se utilizan en enfermedades de vías respiratorias, difteria, carbunco, sífilis, salmonelosis y un largo etcétera.

Cefalosporinas: producidas por hongos del género Cephalosporium spp. Su espectro de acción es todavía mayor que el de las penicilinas.

– Antibióticos producidos por el género Streptomyces: Cicloheximida, cicloserina, eritromicina (para el tratamiento de legionelosis y pacientes alérgicos a la penicilina), kanamicina, lincomicina, neomicina, nistatina, estreptomicina (primer antibiótico utilizado contra la tuberculosis en la historia pero actualmente está en desuso) y tetraciclina (es uno de los grupos más utilizados en medicina).

Existen otros antibióticos producidos por bacterias pero os he hablado de los más relevantes.

Hemos descubierto otra aplicación más que darle a las bacterias. Es cierto que causan enfermedades pero también nos ayudan a combatirlas.

Fuente: Brock (Ed. Pearson, 2009), Microbiología y Parasitología médica (Ed. Masson)

 

 

 

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