Oxitocina: La hormona del Amor y la Generosidad (I). – Omicrono

Hoy os hablaré de un tema que siempre me ha resultado bastante interesante como es el control de nuestras hormonas sobre los sentimientos, como el amor o la generosidad.

Para empezar deberíamos preguntarnos, ¿Qué es el amor?. Bueno, el amor es un sentimiento que nace del pensamiento de que un ser humano cercano nos llenará de satisfacciones y nos producirá verdadera felicidad. Sin quererlo, idealizamos a esa persona gracias a nuestro exceso de expectativas. Pero, pasemos a términos más fisiológicos, más hormonales.

La oxitocina, hormona segregada durante el parto para la contracción del útero y facilitar la salida del feto y controlar la hemorragia postparto, también se segrega durante la lactancia materna y, recientemente, existen varios estudios sobre su participación en los sentimientos de amor y generosidad.

Por una parte tenemos el estudio de Gareth Leng, investigador de la Universidad de Edimburgo, donde nos cuenta que esta hormona es responsable de que la atracción inicial avance hacia algo más, hacía un vínculo de amor duradero. Es decir, la oxitocina ayuda a forjar los lazos sentimentales entre amantes después de las primeras emociones.

Esta sustancia participa en muchos aspectos del ámbito amoroso, desde el amor de una madre por su recién nacido hasta el hecho de que algunos logren permanecer años y años con una misma pareja, o por el contrario, sean incapaces de tener una relación duradera.

Como he dicho antes, esta hormona es segregada en grandes cantidades durante el parto y la lactancia, pero también durante la actividad sexual (por eso algunas personas se sienten más atraídas hacia su pareja sexual después de este acto aunque solo sea una relación meramente sexual, en principio).

Según otro investigador, Kurt Pedersen, de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU), esta hormona también podría actuar en el cerebro, comportándose como un neurotransmisor (sustancias responsables de estimular o inhibir a otras neuronas en nuestra red cerebral). De aquí el hecho de que la oxitocina también se relaciona con el inicio de la conducta maternal. Seguro que habéis oído decir a una madre que quería a su hijo incluso antes de nacer, pues la responsable de este sentimiento es esta hormona.

Como curiosidad, la teoría de Pedersen fue confirmada con experimentos en ratas. Como ya sabéis, muchas veces se comen a sus crías. Pues la inyección de oxitocina en ratas vírgenes o en ratas que ya habían acabado su período de embarazo o lactancia provocó que se transformaran en madres amorosas y dejaran de lado su impulso caníbal.

Puede que realmente sí que exista el elixir del amor… lo tenemos en el cerebro.

En el próximo y último capítulo os contaré el otro experimento respecto a la oxitocina y su acción en la generosidad humana.

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