¿Por qué no reaccionamos igual a la infidelidad?

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Está claro que una infidelidad no es, ni para hombres ni para mujeres, plato de buen gusto. Sin embargo, las diferencias psicológicas entre ambos géneros, muy acentuadas en el campo de la reproducción, hizo que un grupo de investigación noruego se preguntara si hombres y mujeres reaccionaban del mismo modo a una infidelidad de su pareja.

En este estudio se consideraba de dos maneras la infidelidad: por un lado, las clásicas relaciones sexuales a espaldas de la pareja; por otro, el desarrollo de una relación personal especial con otra persona, aunque esto no conlleve relaciones sexuales. Los resultados obtenidos se corresponden en gran medida a los de otros estudios que atendieron este tema, algunos ya tratados por Meciencia. Sin embargo, este grupo de investigación busca una explicación psicológica a tan llamativo comportamiento.

La infidelidad y su psicología

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Los profesores Mons Bendixen y Leif Edward Ottesen Kennair, del Departamento de Psicología de la  Norwegian University of Science and Technology’s, en colaboración con la Universidad de Texas, han llevado a cabo este mismo mes un estudio sobre las reacciones emocionales a celos e infidelidades en el que participaron más de 1000 personas.

Para ello, realizaron un test con dos partes. Una de ellas consistía en valorar en una escala del 1 al 7 cuán celoso o molesto se sentiría el sujeto en una situación descrita. La otra parte daba a la persona distintas posibilidades, y ésta tenía que señalar en cuál de ellas se sentiría más molesta. La mitad de los tests tenían la primera parte al principio, y la otra mitad al final. De este modo se aseguraban que la respuesta a una de las preguntas no condicionara la siguiente, lo que alteraría los resultados.

El resultado del estudio, ya conocido por muchos, es que los hombres tienen una reacción más fuerte que las mujeres cuando la infidelidad conlleva relaciones sexuales. Por el contrario, las mujeres se ven más afectadas cuando la infidelidad es sentimental. Sin embargo, la principal novedad del trabajo es que busca una explicación psicológica a este hecho.

En la actualidad, la Psicología propone dos teorías alternativas para explicar este tipo de reacciones emocionales. La primera basa su explicación en los diferentes roles de ambos géneros en la sociedad humana. Así, en las sociedades igualitarias cabría esperar que las reacciones fueran similares en hombres y mujeres. Este estudio supone un varapalo para esta forma de pensar porque Noruega, el país donde se ha llevado a cabo, tiene una de las sociedades más equitativas del mundo. La atención paternal a los hijos está muy protegida por la ley, por lo que los roles que tienen ambos progenitores en el cuidado de la familia son muy similares. Sin embargo, los resultados que arroja la investigación hacen pensar que las diferencias siguen siendo muy acusadas.

La segunda teoría atiende a la evolución de la psicología humana a lo largo de las generaciones. Defiende que las diferencias apreciadas entre ambos géneros se deberían a diferentes formas de responder a los retos que la evolución ha ido proponiendo. Uno de estos retos sería la infidelidad y, por ejemplo, los celos serían una forma de responder ante ella. De este modo, los celos asegurarían una mayor atención a la pareja, lo que reduciría las posibilidades de que ésta te engañara.

Los hijos, la principal razón de las diferencias

 

Si buscamos una explicación psicológica a las diferencias, nos encontramos que el cuidado y la cría de los hijos juega un papel fundamental. Así, el hombre nunca podría estar seguro de que los hijos de su pareja sean realmente suyos, puesto que la fecundación ocurre dentro del cuerpo de la mujer. Por tanto, tendería a asegurarse de que su pareja solo mantenga relaciones sexuales con él, y respondería muy negativamente a la infidelidad sexual por las inseguridades que le causa.

Las mujeres, por el contrario, saben a ciencia cierta que la descendencia es suya. Por tanto, buscaría un compañero que le asegure a sus hijos unos cuidados óptimos: alimentación, cariño, estatus social adecuado, etcétera. La posibilidad de una infidelidad sentimental le restaría tiempo a su pareja para el cuidado de la familia, por lo que las mujeres serían especialmente sensibles a esta circunstancia.

De este modo, las mujeres que presentaran indiferencia ante las infidelidades sentimentales del hombre tendrían más dificultades para sacar adelante sus hijos ya que no podrían contar con los recursos del padre. Del mismo modo, los hombres que no tuvieran reacción ante una infidelidad sexual de su pareja gastarían su tiempo y recursos en criar hijos que no fueran suyos y que, por tanto, no son su descendencia.

Si aceptamos la teoría propuesta por la psicología evolutiva, estos cambios ya serían intrínsecos al comportamiento humano. Por tanto, no tendría importancia que en una relación hubiera o no hijos. Esta no es una circunstancia que altere la respuesta descrita por el estudio.

Fuente | Science Daily

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