Ser Optimista-Realista, la clave para llegar al éxito

Seguro que alguna vez os habréis preguntado, ¿qué personalidad hay que tener para ser un triunfador? Lo más lógico sería pensar en alguien emprendedor, y positivo claro, ¿no? La realidad es algo similar a esta propuesta, pero no del todo, pues también es necesario un punto pesimista en el asunto para llegar lejos.

Al menos eso recoge una reciente investigación, donde se afirma que los optimistas-realistas son los que llegan a tener éxito. Es decir, se necesitan las perspectivas positivas de un optimista junto a las perspectivas realistas (mantener los pies en la tierra y ver las cosas como son) que tienen los pesimistas. En conclusión, querer llegar lejos sin idealizar las cosas.

Si lo pensáis en el fondo es perfecto, como bien explica Sophia Chou, una investigadora de psicología organizacional de la Universidad Nacional de Taiwan, ya que esta combinación de optimismo y realismo obtiene lo mejor de ambos mundos: realismo para un mejor desempeño del trabajo pero optimismo para no acabar siendo infelices con el.

Por otra parte, según anteriores investigaciones ya se sabía que los optimistas valoran más los pensamientos que los hacen sentir mejor acerca de si mismos, mientras que los pesimistas tienen una visión mucho más realista del mundo que les rodea. Pero esta visión tan veraz de nuestra realidad puede ser incluso perjudicial, pues los individuos pesimistas tienen tendencia a la depresión. Por ello los optimistas tienden a vivir más tiempo y de forma más saludable, en general.

Conociendo estos anteriores estudios y tras años de trabajo, Chou se dió cuenta de que había individuos que mezclaban una personalidad que sacaba lo mejor de cada uno de esos mundos, siendo optimistas pero también realistas, y que dicha personalidad tendía a conseguir el éxito.

Así pues, Chou se puso manos a la obra y administró una batería de estudios de personalidad a unos 200 estudiantes universitarios y de postgrado de Taiwan. En dichas pruebas se buscaba saber la cantidad de “ilusiones positivas” de los estudiantes, y su motivación para la auto-mejora o la realidad.

Tras estas pruebas, los optimistas fueron divididos en dos: los realistas y los idealistas.

“Los optimistas-realistas tienden a elegir la precisión delante de la auto-mejora, mientras que los optimistas poco realistas tienden a elegir la auto-mejora”

Además, los optimistas-realistas también tenían mejores notas que sus congéneres más idealistas, probablemente porque no se engañaban a si mismos pensando que iban a hacerlo bien sin estudiar o sin esforzarse como debían. Aunque tradicionalmente se habían relacionado la visión realista con un menor bienestar, estos optimistas-realistas si eran felices.

Finalmente, también se detectó que los optimistas-realistas creían tener más autocontrol y control sobre sus relaciones interpersonales, lo cual les mantenía alegres y optimistas sobre el futuro incluso reconociendo los obstáculos del presente.

“Cada vez que se enfrentan a un problema o un reto, nunca dirán que no tienen otras opciones. Son creativos, tienen un plan A, plan B e incluso un plan C”

Pero eso si, ser optimista-realista tiene un inconveniente: son más propensos a la ansiedad. Esto se debe a que reconocen la probabilidad del fracaso, mientras que sus congéneres idealistas usan sus “ilusiones” para aliviar esta ansiedad.

Vía | Huffingtonpost.

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