Una novedosa y revolucionaria vía para conseguir la anticoncepción masculina

Hace ya un par de meses os hablé de los diferentes métodos anticonceptivos que existen, prácticamente todos para mujeres, porque el único que resulta efectivo en hombres es el “método físico”, es decir, el preservativo o condón de toda la vida, que funciona como un método barrera puro y duro.

En las mujeres se suelen usar métodos de todo tipo y sobre todo suelen ser métodos hormonales, que alteran las hormonas naturales segregadas por el propio organismo, aunque también existen métodos barrera (como el “condón femenino”). En hombres el método hormonal ha resultado complicado en las diferentes investigaciones, pero parece ser que ahora hay una nueva propuesta que utiliza otra vía de acción sin alterar las hormonas, ya que sería una molécula, la JQ1, que bloquearía directamente las células productoras de espermatozoides.

Esto es lo que han desarrollado un grupo de investigadores de EE.UU. y que han probado con éxito en ratones. La parte novedosa del asunto está en evitar las hormonas masculinas y centrarse en otra diana, que en este caso sería una proteína cuya misión es esencial para las células espermáticas. Los científicos se muestran optimistas, pues es un método reversible y, de momento y hasta probarlo en humanos, sin efectos secundarios conocidos.

Si esta proteína se inhibe, es decir, se evita que funcione, la actividad en el interior del testículo disminuye. Así lo explica James Bradner, investigador del Instituto Oncológico Dana-Farber de EE.UU. y principal autor de este estudio, publicado en la revista Cell:

“Este componente produce una rápida y reversible disminución del número y movilidad de los espermatozoides generando un fuerte efecto en la fertilidad”

El problema que han tenido que superar en este desarrollo del fármaco es el mismo que se sufre con los medicamentos cerebrales. En nuestro cerebro esta la denominada “barrera hematoencefálica”, una pared que solo deja pasar cierto tipo de moléculas de un tamaño determinado. En el testículo hay una pared similar, la “barrera hematotesticular”, que funciona de la misma forma, dejando pasar solo determinadas sustancias, que seran las que finalmente dan lugar a las espermatogonias, y estas a los espermatozoides. La parte buena del asunto es que la molécula que afecta a la proteina, la JQ1, es muy pequeña que si puede atravesar la barrera y llegar a los testículos.

Para el estudio se inyectaron varias dosis de JQ1 en los ratones. Con dosis diarias de 50mg/kg, durante 3 – 6 semanas, se logró reducir hasta un 75,4% el volumen testícular, y el número de espermatozoides disminuyó 4,5 veces, además de darse una alteración de la movilidad del 95% de los espermatozoides. Todo esto se produjo sin afectar a las hormonas y dejando a los ratones estériles.

Por otra parte, se comprobó que es un método reversible, ya que los ratones recuperaron la fertilidad a las seis semanas de dejarles de administrar la JQ1. Los descendientes de estos roedores no presentaron ningún tipo de alteración en su salud ni en su fertilidad.

Eso si. hay que recalcar que este método no llega a una supresión del esperma igual a 0, y en humanos es necesario llegar a menos de 1M/mL para que se dé la infertilidad. De todas formas, como apuntan varios expertos, esta nueva vía es muy prometedora, y poco a poco también se va avanzando en los métodos hormonales, que puede que muy pronto veamos en el mercado.

Vía: El Mundo.

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