Astrónomos de gran prestigio buscan rastros de naves espaciales extraterrestres

Enterprise

No se trata de ninguna broma, sino que va totalmente en serio. El famoso astrónomo de la Universidad de California en Berkeley, Geoff Marcy, que ha descubierto 70 de los 100 primeros exoplanetas (planetas que se encuentran fuera del Sistema Solar), se ha centrado en una nueva línea de investigación en busca de vida inteligente extraterrestre.

Para que lleve acabo su proyecto, Marcy ha recibido una subvención de 200.000 dólares de la Templeton Foundation, una organización filantrópica que se dedica a investigar lo que ellos denominan las “grandes preguntas”, incluyendo la de si estamos solos en el Universo.

Marcy opina que el Universo es demasiado grande como para que no exista ninguna civilización inteligente aparte de nosotros. Incluso llega a comentar que más bien la pregunta sería la siguiente: ¿a qué distancia está nuestro vecino inteligente más cercano?

El astrónomo repartirá este dinero entre dos líneas de investigación. La primera de ellas subvencionará la realización de un programa informático por un estudiante de Berkeley que sea capaz de encontrar información relevante sobre posible vida inteligente extraterrestre en la base de datos del telescopio Kepler.

El resto del dinero irá destinado al observatorio Keck en Hawái, el mayor telescopio del mundo que busca señales láser que podrían ser utilizadas por civilizaciones inteligentes para comunicarse entre ellos.

Telescopio Kepler: en busca de vida inteligente extraterrestre

El telescopio Kepler, que fue lanzado en 2009 en busca de planetas extrasolares, se ha convertido ahora en el centro de interés de Marcy para buscar extraterrestres. Desgraciadamente, el telescopio tuvo un fallo importante en uno de sus componentes hace unos meses que ha impedido que continúe con su normal funcionamiento, terminando así un proyecto que se podría haber prolongado hasta 2016.

Aun así, durante sus cuatro años de funcionamiento ha aportado interesantes datos que han revolucionado nuestra manera de ver el Universo. La táctica del telescopio consistía en buscar una disminución en el brillo de la estrella que indicara que un exoplaneta había transitado por delante de su anfitriona.

De esta manera, de las 150.000 estrellas que Kepler ha analizado, ha encontrado 132 exoplanetas y posiblemente 3.216 más que están a la espera de ser confirmados. Extrapolando estos datos a la totalidad de la Vía Láctea, los investigadores han llegado a la conclusión de que en nuestra galaxia hay por lo menos 100 mil millones de planetas; es decir, tantos planetas como estrellas hay en la galaxia.

El telescopio Kepler ha aportado una base de datos bastante extensa, tan extensa que los investigadores tardarán bastantes años de duro trabajo para analizar todo lo que ha dejado. Marcy opina que entre toda la información aportada por Kepler, puede haber indicios de vida extraterrestre inteligente a la espera de ser encontrados, como alteraciones inusuales en los brillos en alguna de las estrellas que el telescopio Kepler ha analizado.

La idea de Marcy es bastante simple. Si tenemos en cuenta que el telescopio Kepler ha analizado el brillo de 150.000 estrellas, podría haber dado la casualidad de que en alguna de éstas haya pasado alguna estructura artificial por delante de ella en lugar de un exoplaneta, como una nave espacial o, incluso, señales que sugieran la existencia de una esfera de Dyson.

Una esfera de Dyson es una megaestructura que fue propuesta por el físico Freeman Dyson en 1960. Según Dyson, una civilización lo suficientemente avanzada, en concreto una civilización tipo II según la escala de Kardashov (nosotros ni siquiera somos todavía una civilización de tipo I aunque se espera que de aquí a unos 100-200 años alcancemos ese nivel tecnológico, y de aquí a miles de años podríamos ser una civilización de tipo II), podría aprovechar la energía que emanara de su estrella madre mediante la instalación de una estructura con un radio equivalente al de una órbita planetaria que pudiera absorber su energía.

En la actualidad, existen equipos de investigación, que también están siendo subvencionados por la Templeton Foundation, que están tratando de encontrar estas esferas mediante la detección de la gran cantidad residual de rayos infrarrojos que producirían estas estructuras. Marcy comenta que podría encontrar alguna esfera de Dyson en la información proporcionada por el telescopio Kepler que, en lugar de una esfera sólida, aparecería más bien como un mosaico de paneles solares.

Según Marcy, si se detecta que una estrella se oscurece de manera extraña, como por ejemplo que su brillo disminuya durante un tiempo, luego vuelva a brillar con normalidad y después oscurecerse de nuevo, podría ser indicativo de que algo raro está sucediendo en los alrededores de esa estrella, lo que permitiría que los astrónomos estuvieran más alerta en un futuro cuando se estudie más detenidamente la estrella.

Buscando señales láser emitidas por civilizaciones extraterrestres

Con el dinero recibido por la Templeton Foundation, Marcy subvencionará también al observatorio Keck de Hawái que busca señales láser que podrían ser usadas por civilizaciones de mayor desarrollo tecnológico. Este tipo de comunicación presenta ventajas con respecto a las señales de radio. Los láseres, debido a su corta longitud de onda, podrían empaquetar más señales en una onda que con la radio.

Esto también explicaría el aparente fracaso del proyecto SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence, o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) ya que éste supone que las demás civilizaciones inteligentes se comunicarían por señales de radio en lugar de señales láser.

¿Ideas descabelladas?

Por muy descabelladas que parezcan todas estas ideas, hay que tener en cuenta que a lo largo de la historia de la ciencia siempre ha habido ideas extravagantes que ahora son asumidas como cotidianas. Por mucho que nos cueste asimilar las nuevas propuestas y las descartemos sistemáticamente, podrían ser ciertas de aquí a unos años.

Por ejemplo, hoy nadie cuestiona que la Tierra gire alrededor del Sol, pero antes era un concepto muy difícil de asumir. Tampoco se cuestiona que la Tierra sea redonda; sin embargo, nuestros antepasados daban por sentado que era plana y que era de locos pensar que fuera redonda puesto que los que se encontraran abajo se caerían. En aquella época se trataba de una idea bastante abstracta y absurda, pero que hoy ya nadie se cuestiona.

Es por ello por lo que opino que aunque en principio estas ideas parezcan surrealistas, siempre hay que tener bastante tolerancia con ellas. Los investigadores que están detrás de esas hipótesis pueden ser vistos hoy como ingenuos, y puede que mañana como científicos de gran renombre. Es el ejemplo de los primeros astrónomos que descubrieron el primer exoplaneta, pues antes eran considerados unos ilusos cuando comentaban que estaban buscando planetas que orbitaran otras estrellas. A día de hoy, nadie duda de la existencia de los exoplanetas.

Y por qué no, puede que de aquí a unos cuantos años se encuentre en el espacio un rastro inusual que pueda indicar la existencia de vida inteligente; o, incluso, que dentro de miles y miles de años se vea normal que haya vida en otros planetas aunque no sea inteligente como la nuestra. Tiempo al tiempo.

Fuente: The Guardian

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