Cómo evitar riesgos cuando se practica deporte en invierno – Medciencia

runninginviernoUna vez abiertos los últimos regalos, los que nos han traído los reyes, ahora sí que podemos decir que empieza el nuevo año. Mañana día 7 comienzan los nuevos propósitos del año, desde dejar de fumar a perder aquellos kilos que nos sobran, pasando por la voluntad de hacer más deporte. Pero hacer deporte en invierno, cuando el frío agarrota nuestros huesos y contrae nuestros músculos, se hace cuesta arriba. Mucho más que en verano.

El frío no debería ser un impedimento para realizar deporte, según indica la National Athletic Trainers’ Association (NATA) en la revista Journal of Athletic Training. Tan sólo hay que tener en cuenta posibles riesgos y lesiones potenciales asociadas con las temperaturas bajas, así como tomar ciertas medidas de seguridad. Muchas de las lesiones relacionadas con el frío son prevenibles.

Porque el deporte, con independencia del clima, es siempre una inyección de energía, un optimizador del estado ánimo y una ayuda frente a los estados depresivos de los días grises, lluviosos y fríos. Además, activa el sistema inmunológico y ayuda a prevenir o a combatir resfriados y otras infecciones por virus, todo afecciones comunes en invierno.

Os listamos las medidas de precaución que recomienda la NATA, algunas de ellas válidas para todo el año:

  • Niños y personas mayores de 50 deben salir del frío con frecuencia.
  • Vestirse en capas, para poder quitar y poner prendas en la medida en que uno se enfría o se calienta. Camiseta térmica que absorba el sudor del cuerpo y lo mantenga; abrigo polar para aislar el frío; chaqueta impermeable para cortar el viento frío, la lluvia o la nieve; y piernas protegidas con pantalones largos. Las manos pueden protegerse con guantes que sean impermeables por fuera y tengan forro polar por dentro; los pies pueden cuidarse con medias térmicas; y la cabeza puede cubrirse con un gorro polar. No hay que olvidar que, cuando el frío aumenta, las extremidades son las que más sufren.
  • Hacer pausas, asegurándose de entrar a calentarse siempre que sea necesario. Al aire libre, puede probarse con calefactores externos o usar capas adicionales de ropa.
  • Seguir una dieta equilibrada y olvidar el mito de comer más grasa de lo normal en invierno.
  • Beber bastante agua o bebidas deportivas para mantenerse hidratado.
  • Evitar el alcohol, porque aumenta la pérdida de calor corporal. Por lo tanto, después de consumirlo, hay más probabilidades de presentar hipotermia.

Problemas relacionados con el deporte en invierno

La NATA también ha listado los problemas de salud relacionados con el frío más comunes. Los divide en tres categorías:

  • Hipotermia (temperatura interna más baja, entre 37 y 35,3 ºC): las señales incluyen escalofríos, aumento de la presión arterial, dificultades con las habilidades motoras finas, problemas con la memoria y sensación de letargo. En esos casos, hay que quitar la ropa mojada o húmeda y reemplazarla con ropas o sábanas calientes y secas. Es necesario trasladar a la persona a un sitio cálido y cubierto, y aplicar calor al torso, las axilas, el pecho y las ingles. Hay que evitar el masaje con fricción de la piel, porque podría empeorar el daño de la congelación.
  • Lesiones de las extremidades por congelamiento: los síntomas de incluyen inflamación, rojez o color grisáceo, rigidez y entumecimiento o quemazón. Cuando se producen estos casos, la piel debe recalentarse con ropa cálida. Si no funciona en unos cuantos minutos, hay que sumergir las extremidades en agua tibia durante hasta media hora. Tampoco se recomienda ni el masaje con fricción, ni el calor directo ni emplear una almohadilla térmica en las áreas afectadas.
  • Lesiones de las extremidades sin congelamiento (sabañones y pie de trinchera): Los sabañones ocurren tras más de una hora de exposición a temperaturas húmedas y frías por debajo de los 10,3 ºC). Otras señales incluyen inflamación, sensibilidad, picazón y dolor. En este caso, hay que quitarse la ropa húmeda o ajustada, así como lavar y secar suavemente el área afectada, elevarla y cubrirla con ropas o sábanas tibias, sueltas y secas. Como en los casos anteriores, no se recomienda ni el masaje con fricción, ni el calor directo, ni tocar directamente el área afectada.
  • El pie de trinchera se ha estado expuesto a ambientes fríos y húmedos entre 12 horas y cuatro días. La afección se presenta con dolor, quemazón, entumecimiento o picor y, a veces, pérdida de sensibilidad, desarrollo de piel azulada o con manchas, inflamación o ampollas, y piel ablandada o rota. En esos casos, hay que limpiar y secar el área afectada. Después deben aplicarse paquetes térmicos o mojar el área en agua tibia durante 5 minutos.

Fuente | Medline

Imagen | Michael Vesia (Flickr)

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