Cómo las nutrias marinas nos ayudan a reducir el CO2 atmosférico

Como ya hemos visto en muchos otros artículos, los ecosistemas son frágiles pero a la vez son elementos muy estables si no sufren ninguna alteración grande. Un estudio realizado por la Universidad de Santa Cruz (California) y publicado en Frontiers in Ecology and the Environment nos muestra cómo las nutrias marinas (Enhydra lutris) pueden ayudar a reducir el CO2 atmosférico.

El estudio se centró en los bosques de kelp de la isla de Vancouver y combinando 40 años de datos han llegado a esta conclusión.

Las nutrias, el kelp gigante y la acumulación de CO2

El kelp es el nombre por el que se conoce a un tipo de alga gigante que crece formando bosques en aguas someras y limpias, con temperaturas inferiores a los 15-20º C y que son el refugio perfecto para muchos organismos marinos. Seguro que las habéis visto en muchos documentales o en la serie de “Los vigilantes de la playa”. Algunas especies de estas algas crecen hasta medio metro diario pudiendo llegar a medir entre 30 y 80 metros.

¿Y qué tienen que ver las nutrias en todo esto? Las nutrias estudiadas viven en estos inmensos bosques de kelp junto a otros animales. Las nutrias se alimentan de erizos marinos y los erizos de kelp. Al comparar la densidad total de kelp con y sin nutrias se dieron cuenta de que cuando hay nutrias, hay una mayor densidad de kelp.

El quid de la cuestión es que los quelpos gigantes tienen una capacidad de absorción de CO2 muy potente y las nutrias tienen un papel clave en el desarrollo de estas algas: cuando las nutrias están alrededor de los quelpos, los erizos se refugian de ellas y se alimentan de restos de algas sueltas; sin las nutrias, se alimentan de los quelpos hasta destrozarlos. Por tanto, una buena población de nutrias marinas favorece que los quelpos se desarrollen más y haya más superficie de absorción de CO2.

No es que las nutrias sean la solución al incremento del CO2 pero la protección de las mismas es un ejemplo de cómo la gestión de las poblaciones de animales puede afectar a la capacidad de los ecosistemas para el uso del carbono atmosférico. Actualmente, en todas las medidas que se han planteado para frenar la emisión de este gas no se tiene en cuenta la participación de los animales cuando podrían sernos de gran ayuda.

De hecho, como parece que el dinero es el único lenguaje que entienden los gobiernos, los investigadores estimaron que el carbono acumulado por los quelpos gigantes podría suponer entre 205 y 408 millones de dólares para la Bolsa de Carbono Europeo. Según los autores “una idea atractiva en la que invertir ese dinero sería para la reintroducción y manejo de la nutria o para compensar las pérdidas que las nutrias ocasionarían a las pesquerías de moluscos”.

Fuente: Universidad de Santa Cruz

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