Cómo ser carismático, según la ciencia

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Cuando nos hablan de individuos carismáticos suelen venirnos determinados personajes a la mente de forma automática. En mi caso por ejemplo yo relaciono “carisma” con personajes de cine o televisión como James Bond o Barney Stinson (el legendario actor de Como conocí a vuestra madre). Algunos piensan que esta cualidad es innhata, y otros que es algo que perfectamente podemos aprender. Pero, ¿qué creéis que dice la ciencia al respecto?

Ser carismático ofrece una ventaja competitiva, y se puede aprender

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Todos sabemos que los individuos carismáticos atraen a la gente. Es decir, les da una ventaja competitiva sobre los demás y atraen el talento ajeno, consiguen que los demás quieran trabajar con ellos y así mejorar sus capacidades y llevarlos al éxito. Ser un líder carismático es lo que todo buen directo busca, pues eso inspira confianza. Pero, ¿se puede aprender? La ciencia dice que si.

Olivia Fox Cabane, autora de “El mito del carisma“, explica en su libro que esta actitud se puede aprender, enseñar y mejorar. Todos podemos llegar a obtenerlo. Uno de los mitos que más dice haber oído esta autora es que esto era una cualidad innata, que simplemente algunos lo tienen y otros no, pero esto no es real. El carisma es una cualidad fluctuante, pues en algunos momentos se tiene y en otros no, y se puede aprender, lo que quiere decir que algunas de las personas más carismáticas de nuestra época posiblemente nacieran sin saber controlar esta cualidad de su personalidad.

Los pasos a seguir para ser un individuo carismático

Según Fox, hay 5 pasos clave a seguir para llegar a ser alguien carismático, los cuales comentaremos brevemente.

1. Menos es más

Fox resume el carisma con solo una palabra: Menos. Es decir, no hay que esforzarse demasiado, pues los individuos carismáticos consiguen sus objetivos siendo efectivos: Con menos esfuerzo consiguen mejores resultados (sin “tratar de conseguirlo”, lo consiguen). En este caso Olivia el mismo ejemplo del comentado James Bond, el cual no sonríe inquieto, sino que habla despacio y con calva. ¿Os imagináis al gran Bond inquieto o nervioso? ¿James Bond titubeando? Claro que no, Bond es carismático, tranquilo, es un combo que unido a su elevada confianza en si mismo y sus movimientos limitados le llevan a tener una imagen de gran carisma.

 2. Confianza en uno mismo

Como os hemos comentado en alguna ocasión, confiar en uno mismo soluciona mucho las cosas. Si combinamos la confianza ciega en nuestras aptitudes con el menos es más conseguimos la excelencia. Además, también hemos hablado sobre como confiar en lo que uno dice y argumenta hace más por nuestra opinión que si dicha opinión se sustenta en verdaderos datos. Es decir, es la forma de decir las cosas, como se dicen.

No nos engañemos, pues la autoestima es atractiva, y el estrés desde luego no. Es más, para los hombres la modestia puede ser incluso negativa según algunas investigaciones:

“Los hombres modestos no son tan atractivos como las mujeres modestas, ya que son visto como demasiado débiles, insuficientemente ambiciosos y con poca confianza”

3. Conocer las reglas (y romperlas)

Las personas carismáticas suelen ser seres con una elevada inteligencia social. Conocen perfectamente las reglas, pero las rompen, de forma totalmente intencionada. De hecho las investigaciones afirman que la rebeldía es un ingrediente clave dentro del carisma. Parece que romper las reglas nos hace parecer poderosos.

4. Actitud y lenguaje corporal

Relacionándolo con el segundo punto, de nuevo, importa la forma de decir las cosas (y no realmente lo que dices). El lenguaje no verbal y el lenguaje corporal representan un porcentaje mucho más elevado de la comunicación entre dos personas que el lenguaje verbal en si mismo. Si intentamos parecer confiazos mientras nos frotamos las manos con nerviosismo, hablamos excesivamente rápido o mostramos sentimientos de ansiedad, desde luego no vamos a convencer a nadie.

Desde luego optimizar cada una de nuestras acciones es imposible, como bien recuerda Fox, pues emitimos miles de señales de lenguaje corporal cada minuto. Sin embargo, si en nuestro interior sentimos que somos carismáticos, nuestro lenguaje corporal lo expresará así. El proceso es más o menos similar al que llevan a cabo los deportistas, que se mentalizan antes de salir al campo a triunfar. En el carisma el proceso es similar: Nuestra mente se expresará a través de nuestro cuerpo.

5. El carisma no siempre es necesario

Ser carismático está muy bien. De hecho está genial, si sabemos controlar todos los puntos anteriores puede irnos muy bien en muchas situaciones. Sin embargo, no es necesario asumir esta actitud siempre y en cada situación de nuestra vida, pues no nos adaptados a todas las situaciones de la misma manera.

Está bien crear intriga a veces, pero también es necesario mostrar interés por los demás, o incluso hacerse el tonto en alguna que otra ocasión. Incluso ser muy entusiasta puede ayudar, pues esto se contagia a nuestro alrededor y se nos percibe cono más accesibles y/o organizados. Como comentábamos al principio, el carisma es una actitud fluctuante, y debemos saber cuando no es necesario.

Vía | The Week.

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