Dieta o suplementos: ¿Quién tiene los mejores nutrientes?

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Dieta o suplementos, ¿cuál es mejor opción? Aunque mucha gente (demasiada) aún hoy en día se lo pregunta, gracias al boom de los suplementos vitamínicos y el continuo bombardeo por parte de las farmacéuticas y la publicidad en todos y cada uno de los medios de comunicación, la realidad obvia es que la dieta o el consumo normal de alimentos es mucho mejor que la suplementación. Aunque los suplementos actuales cada vez son más completos, siguen cojeando de algunos nutrientes con muchos beneficios como los flavonoides o algunos antioxidantes, entre otros. Hoy hablaremos sobre la opinión de la Universidad de Harvard al respecto.

La dieta, mejor opción pero poco valorada

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Con la falta de tiempo actual y las grandes diferencias de precios en el ámbito de la alimentación (la bollería industrial sale más barata que la alimentación sana, por ejemplo), muchas veces no respetamos correctamente la dieta a seguir, y aunque la comida fresca va cargada de nutrientes necesarios como el magnesio, las vitaminas y otros micronutrientes, muchos adultos de mediana edad (por falta de tiempo gracias al trabajo) o adultos de edad avanzada no reciben los nutrientes necesarios.

A esto debemos añadir que a medida que envejecemos nuestro cuerpo se vuelve “vago” y no es capaz de absorber correctamente todos los nutrientes necesarios para la vida, junto al hecho de que a mayor edad, menos comemos. Ahora bien, ¿vale la pena tirar de suplementos alimentarios?

La suplementación alimentaria, ¿qué sabemos?

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En su día comentamos la necesidad de tomar suplementos vitamínicos, y los estudios llegaban a la conclusión de que son un malgasto de dinero. Obviamente hay que saber centrarse en el por qué de esta conclusión, y es que en la gran mayoría de las ocasiones se acude a la farmacia a comprar estos suplementos por “estar cansado” o simplemente por pensar, sin fundamento alguno, que necesitamos vitaminas. La realidad es que una dieta normal otorga todos los nutrientes necesarios, siempre y cuando no cojeemos de alguno en concreto por el motivo que sea.

Además, los recientes estudios han llegado a afirmar que tomar suplementos porque sí, sin receta previa de algún profesional sanitario y sin sentido alguno, podría conllevar consecuencias tales como cáncer o daño cerebral, dependiendo del suplemento y el exceso de dosis llevado a cabo.

Reitero: Si se consumen sin control médico; evidentemente si se nos recetan tales suplementos por una razón u otra es evidente que nuestro médico llevará a cabo un control sobre la funcionalidad del suplemento en nuestra salud.

Por otra parte, el Dr. Clifford, de la Escuela de Salud Pública de Harvard nos avisa de que pasarse de suplementación es peligroso en el caso de nutrientes como la vitamina A que puede llegar a ser tóxica. Por el momento en Estados Unidos no se apoya la suplementación de vitaminas y minerales para prevenir enfermedades, pues los estudios actuales encuentran beneficios ínfimos e incluso consecuencias peligrosas, pero sigue siendo un tema polémico.

Entonces, ¿dieta o suplementos?

Tanto el Dr. Clifford como el Dr. Sesso, ambos de la Universidad de Harvard, aconsejan intentar mejorar la dieta antes de pensar en la suplementación. Los nutrientes de los alimentos son mucho más potentes y se acompañan de otras sustancias que no se encuentran en los suplementos, como los comentados flavonoides, antioxidantes, minerales y carotenoides. Además, aunque pueda no parecerlo, la dieta sale mucho más rentable económicamente y obviamente más sabrosa.

No hay que ser vagos y tirar por el camino fácil de la suplementación.

En todo caso, si esta fuese necesaria porque se nos ha detectado una falta de algún nutriente en particular mediante análisis sanguíneos y seguimiento médico (como la vitamina D, por ejemplo), la suplementación sí sería necesaria. Pero, como bien hemos comentado, requiere un seguimiento y control estricto para no caer en un exceso o que nuestro cuerpo no absorba correctamente.

En todo caso, aquí os dejo una tabla (procedente de la misma página de Harvard) con ideas acerca de dónde podemos encontrar algunos de estos nutrientes:

Vitamina B

Carne de res magra, pavo, atún, semillas de girasol, espinacas y otras
verduras de hoja verde, huevos

Vitamina D

Salmón, atún, carne de res magra, leche fortificada con vitamina D y el yogur,
zumo de naranja fortificado, yema de huevo
HierroHígado, ostras, carne de res magra, garbanzos, judías, lentejas y semillas de sésamo
MagnesioEspinaca, col rizada y otras verduras de hoja verde; granos sin refinar,
legumbres
CalcioProductos lácteos, pescados como el salmón y las sardinas, y verduras de hojas verdes.

Vía | Harvard.

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