El 97% de los productos deportivos no cumplen las mejoras del rendimiento que prometen

A menos de una semana de que se inicien los Juegos Olimpicos de Londres -un evento que mueve millones de euros en gastos publicitarios de todo tipo pero especialmente de marcas, suplementos y bebidas deportivas-, se ha publicado un interesante estudio en la British Medical Journal que demuestra la pantomima publicitaria de la gran mayoría de productos ergogénicos. Y es que, el artículo pone contra las cuerdas la mayoría de alegaciones publicitarias de las que presumen cientos de productos deportivos como suplementos, bebidas, calzados y prendas deportivas.

“La evidencia actual no es de suficiente calidad como para informar al público sobre los riesgos y beneficios de los productos deportivos” concluye la ingestigación tras analizar más de 430 reclamaciones de mejoras del rendimiento para un total de 104 productos. Es decir, se han encontrado 431 reclamaciones de mejora del rendimiento en 104 productos, lo que equivale a una media de más de 4 reclamaciones por cada producto. Algo que cuesta creer cuando muy pocos suplementos han demostrado evidencia científica de que su utilización mejora el rendimiento.

Con el objetivo de comprobar el alcance y la naturaleza de las alegaciones relativas a la mejora del rendimiento deportivo realizadas por los anunciantes, los investigadores realizaron búsquedas en el top de revistas de información general y en el de revistas más vendidas de deporte y fitness del Reino Unido y de EEUU. En total 92 revistas fueron analizadas para, posteriormente, examinar las páginas electrónicas (más de 1000 webs) de los productos anunciantes.

El resultado fue que, una vez en disposición de las referencias e investigaciones de las empresas anunciantes para demostrar sus reclamaciones de mejoras del rendimiento, solamente el 2,7% de los estudios fueron considerados de alta calidad y bajo riesgo de sesgo. O lo que es lo mismo, el 97,3% de los estudios carecían del rigor necesario o no demostraban lo que anunciaban. La falta de ensayos cruzados a doble ciego y las muestras minúsculas de sujetos era la tónica habitual en los estudios utilizados por las empresas, aunque también cabe destacar que algunas no llegaron a aportar ningún dato ni ninguna evidencia científica.

Saber discernir “cuándo y para quién” resulta beneficioso un producto

Uno de los aspectos a los que se debe dar mucha relevancia es saber en qué contexto y para quién van dirigidos los productos. Aunque, como vemos, la gran mayoría no tienen una base científica sólida para realizar las afirmaciones que anuncian, lo cierto es que algunos hechos si están bien constatados como el aporte de carbohidratos y electrolitos para mejorar la absorción de agua y aumentar el rendimiento durante ejercicios de resistencia. En estos últimos casos, en los que un determinado producto sí puede ser beneficioso para el rendimiento, es donde debemos preguntarnos ese “cuándo y para quién”.

Apliquemos ese “cuándo y para quién” en las bebidas de carbohidratos con electrolitos como el sodio:  ¿Para quién? son beneficiosas para deportistas de resistencia que compiten o que pretenden sacar el máximo rendimiento a su cuerpo. ¿Cuándo? cuando compiten o entrenan durante más de una hora.

Si nos alejamos de aquí, cosa que comúnmente hace el marketing, el uso de las bebidas deportivas empieza a desfocalizarse y a perder su efectividad. Como ejemplo, ¿qué beneficios aportan estas bebidas a una persona que está empezando a ir a un gimnasio para perder peso? Probablemente ninguno, al revés, evitará que el objetivo principal (la pérdida de peso) se vea alcanzado. Otro ejemplo: ¿Qué beneficios obtiene un deportista que practica ciclismo a intensidad media 5 días a la semana por puro placer y afición, al beber bebidas deportivas? Pues probablemente ninguno.

Lo alarmante de este asunto es que la sociedad mira las bebidas deportivas como saludables y sin embargo, no son más que agua con azúcares y sales (amén de colorantes, aromas y correctores de acidez) . Algo poco conveniente de aportar según la finalidad que se tenga con la práctica deportiva y nada conveniente si no se practica deporte. Según los expertos, el consumo de estas bebidas entre la población sedentaria e infantil puede estar contribuyendo, junto con otras bebidas azucaradas como refrescos, mokaccinos etc., en la epidemia mundial de obesidad.

Imagen| Maximilian18

Vía| esmateria

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