Esperar el dolor puede ser peor que el dolor mismo

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O en otras palabras, temer a un dolor próximo puede ser peor para nosotros que sentir ese mismo dolor, pues la preocupación por sufrir acaba haciéndonos más daño que el sufrimiento que acabaremos padeciendo igualmente. Como dijo Franklin D Roosevelt..

“Lo único que debemos temer es al miedo mismo”

Y no iba desencaminado, ya que una reciente investigación a cargo de Giles Story y sus colegas de la University College London sugiere que preferimos aguantar un poco más de dolor si eso significa estar menos tiempo sufriendo.

Clásicamente se creía en la teoría de que preferimos adelantar las recompensas y posponer los castigos, en cuanto a tiempo virtual se refiere. Es decir, si algún acontecimiento alegre sucederá dentro de un mes tendemos a verlo más cercano que si es un acontecimiento triste, pues tendemos a posponerlo en el tiempo. Es lo que se llama “descuento temporal”, pero para el dolor esta teoría no sirve. Con el dolor tendemos a la anticipación, la cual ya de por si es desagradable y nos hace sufrir, es el fenómeno que comúnmente denominamos “temor”. Tememos a sufrir dolor, y el mismo temor nos hace sufrir, más incluso que el mismo dolor.

Al menos eso sugiere esta investigación, donde participaron 33 voluntarios conectados a un dispositivo que les daba leves descargas eléctricas. Además, estos voluntarios pudieron elegir entre diferentes opciones con mayor o menor descarga, más pronto o más tarde.

Durante estas situaciones, había al menos dos descargas, que podían elevarse hasta un máximo de catorce. Pero antes de empezar, se dio a elegir a los participantes entre nueve descargas extra en ese mismo episodio, o seis descargas adicionales a lo largo de cinco episodios de estudio sucesivos.

Aunque algunos optaron por experimentar el dolor mínimo, hasta un 70% de los participantes optaron por elegir el dolor adicional (las nueve descargas extra) en el primer episodio de estudio. Es decir, la mayoría eligió sufrir antes y de golpe, en lugar de más tarde y en pequeñas fracciones, ya que significaba sufrir durante más tiempo.

Según los investigadores, el rechazo del dolor aumenta de forma exponencial a medida que dicho dolor se va acercando en el tiempo.

“Este estudio demuestra que el miedo a la anticipación es tan fuerte que puede revertir el patrón habitual en los descuentos de tiempo. Probablemente no es exagerado afirmar que los dolores de nuestra vida se deben tanto, o más, a la anticipación o a la memoria de dichas situaciones de dolor que de las experiencias dolorosas reales”

El estudio también tiene ciertas implicaciones en la medicina o las políticas de salud, ya que nos ayuda a comprender como juzgamos el dolor, y como podemos tratarlo de una manera distinta para disminuirlo.

En resumen, debemos intentar no preocuparnos (como dice la misma palabra “pre” – “ocuparnos”) del dolor futuro, pues la misma preocupación, la anticipación al episodio de dolor y sufrimiento, nos hará sentir peor todavía que la experiencia real que tendremos con ese dolor futuro.

Vía | NewScientist.

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