Ha explotado una supernova en nuestro vecindario

Hace poco, en un artículo anterior de Medciencia, explicábamos que llevábamos sin captar una supernova con nuestros telescopios desde 1987. Antes lo decimos, antes sucede. Acaba de estallar una estrella a unos 12 millones de años luz de nosotros en la Galaxia del Cigarro, y lo ha hecho a lo grande, en forma de supernova, la más colosal de las explosiones.

Galaxia del Cigarro o M82, una galaxia irregular.

Esta supernova, en concreto, es del tipo Ia; es decir, lo que ha ocurrido ha sido lo siguiente: una enana blanca (la fase final de una estrella de un tamaño determinado como nuestro Sol), una estrella con un tamaño similar a la Tierra pero mucho más masiva, unas 200.000 veces más, recoge hidrógeno de una estrella cercana. Llega un momento en que la enana blanca se hace tan pesada al robar el material de su compañera que se vuelve inestable y explota vigorosamente en forma de supernova.

Ahora mismo, esta supernova ha alcanzado una magnitud de +10, lo que significa que solo puede ser observada a través de telescopios. Cabe destacar que como la luz ha tardado tanto en recorrer ese trayecto que nos separa de la explosión, ésta en realidad tuvo lugar cuando el ser humano ni siquiera caminaba por la faz de la Tierra, pues estamos viendo una explosión que ocurrió hace 12 millones de años. Bienvenido a la máquina del tiempo celeste.

Antes y después de la explosión. Sus restos se expanden a unos 20.000 km/s.

Las imágenes que nos están llegando de los telescopios son sorprendentes. Sin duda, para apreciar toda su belleza, tenemos que ser muy conscientes de lo que estamos viendo como si de un cuadro de arte se tratara. Por tanto, recopilemos los datos: una estrella increíblemente masiva y de un tamaño similar a nuestro planeta explotó a lo bestia hace 12 millones de años en la Galaxia del Cigarro que, traducido a kilómetros, está aproximadamente a unos 120 trillones de kilómetros, una cifra demasiado burda como para poder asimilarla.

Aún yendo a la velocidad de la luz, a la friolera velocidad de 300.000 km/s, los fotones de esa explosión han estado viajando durante todo ese tiempo hasta que finalmente, después de 12 millones de años, su luz nos ha alcanzado. En resumidas cuentas, estamos viendo el fantasma de una explosión que ocurrió en un remoto lugar de nuestro vecindario cósmico. Visto así, el punto de luz que podemos apreciar en las imágenes adquiere mayor sentido e importancia.

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