Las 10 curiosidades de los tiburones que tal vez no sabías – Medciencia

Hoy os voy a contar una serie de curiosidades de los condrictios, el grupo que engloba a los tiburones, las rayas, las quimeras y los torpedos. Son datos que no todo el mundo sabe y que espero que os resulten tan interesantes como a mí.

Haciendo un breve resumen, los condrictios son animales que se remontan a unos 400 millones de años y están formados por unas 1200 especies, y las que quedan por descubrir. Son depredadores perfectos y puntos clave en las cadenas tróficas marinas. Veamos una lista de sus caracteres menos conocidos y más curiosos.

1. ¿Una piel recubierta de dientes?

Pues así es. A diferencia del resto de los peces, sus escamas son auténticos dentículos. Si alguna vez habéis tenido la suerte (o la desgracia, según como se mire) de tocar la piel de uno de estos animales habréis notado que es como una lija. Son verdaderos dientes que invaden la piel y son homólogos a los dientes de los vertebrados. Este tipo de piel tan peculiar también ayuda mucho a la velocidad, “cortan” las corrientes de agua. Como dato curioso, en la antigüedad se utilizaba la piel curtida de los tiburones como lija. Si tenéis ocasión, ¡tocadla! pero con cuidado, que raspa.

2. Dientes infinitos

Otro carácter muy curioso. Estamos acostumbrados por nosotros mismos a que se nos cae un diente y si es de leche tienes la suerte de que te sale otro pero si es el definitivo, adiós diente. En los condrictios esto no pasa, los dientes están en constante renovación. Son funcionales los más externos que serán renovados por las siguientes hileras. A lo largo de su vida, pueden llegar a reemplazar los dientes hasta 30.000 veces. Las rayas y torpedos tienen una dentición especializada en machacar, es como una especie de rodillo que también se va renovando.

3. Esqueleto de cartílago, ¿carácter primitivo?

El nombre de condrictio hace referencia a este carácter. Son peces cartilaginosos y por esa razón siempre se les ha tachado de animales poco evolucionados, llevan prácticamente inalterados desde hace 150 millones de años. Pero ¿son realmente animales primitivos? Desde luego que no. Precisamente el hecho de que su esqueleto sea de cartílago es un carácter especializado para la flotación, les permite nadar más rápido y pesan mucho menos.

4. ¡Hay especies que son planctónicas!

Esto es que son filtradores, vamos que comen plancton. Ejemplos clásicos son el tiburón ballena o el tiburón peregrino (en la imagen). Os aseguro que me pongo enferma cada vez que he escuchado o leído que han pescado al tiburón peregrino que llevaba atemorizando a los bañistas de “X” playa. Vale que son especies enormes, pero son totalmente inofensivas.

 

 

5. Animales olfativos, no visuales

La mayoría de los peces se guían por la vista pero los condrictios se guían por su olfato. De hecho, es el sentido más importante para ellos. Es cierto que huelen la sangre y a muchos kilómetros de distancia. No necesitan ver a su presa para llegar hasta ella. Pues aún con esto, resulta que también tiene buena vista. De hecho, muy buena. Sus ojos están formados al 90% por bastones, que son los que captan las diferencias de luminosidad. Esto es perfecto para animales nocturnos ya que la sensibilidad a diferencias de luminosidad y de objetos en movimiento es muy elevada.

6. Ampollas de Lorenzini para la detección de campos electromagnéticos

Estas ampollas se suelen concentrar en la zona de la cabeza y las podemos ver como pequeños puntos negros(como los de la imagen). Su función es la de percibir los campos eléctricos emitidos por cualquier animal y también el campo magnético terrestre. Se podría pensar que no es un sentido muy útil ya que los campos eléctricos que emite un animal son rápidamente amortiguados por el agua y se necesita estar cerca para poder percibirlos. Pero pensemos en una raya. Muchas de sus presas viven enterradas y creen que enterrándose pueden escapar de ellas. Idea equivocada, no les hace falta verlos, detectan sus campos eléctricos y ya no tienen escapatoria.

7. Hábito depredador distinto al resto de peces

Los condrictios aumentan la superficie de absorción intestinal al máximo. Poseen una válvula espiral que son pliegues que se forman en la luz del intestino y, a su vez, cada pliegue se pliega sobre sí mismo. ¡Qué lío! Con esto también consiguen que no sea necesario alargar el intestino como en nuestro caso y reducir la velocidad de circulación del alimento.

8.  ¿Flotación sin vejigas natatorias?

El resto de peces poseen un sistema para la flotación basado en vejigas natatorias. Básicamente es como un globo alargado lleno de gas dentro del cuerpo. Pero los condrictios no poseen este sistema, desarrollan unos hígados enormes llenos de grasas y aceites. Los aceites son menos densos que el agua y por eso tienden a flotar. El mecanismo de flotar con estas grasas les supone un gasto mínimo de energía. De hecho, es un mecanismo tan eficaz para contrarrestar el impulso gravitacional que un tiburón que fuera del agua pesa 500 Kg es como si en el agua pesara 3,5 Kg.

9. El gusto: último sentido en entrar en juego

Este sentido es el último que entra en acción. Primero huelen o detectan un campo eléctrico y ya cuando muerden deciden si la presa es buena o no. Parece que el gusto es extremadamente sensible a las partículas de grasa y suelen dejar libres a las presas que tiene poco contenido graso. En el caso de conocidísimo tiburón blanco, cuando captura una foca o un león marino se los traga sin miramientos pero en el caso de un pájaro o de un humano, los suelta. Pero claro, cuando un gran blanco te ha mordido, aunque te suelte, es muy probable que sufras unas heridas importantes de difícil solución.

 10. Canibalismo intrauterino

Básicamente esto significa que en algunas especies, como el tiburón toro, los pequeños tiburoncitos que se están gestando se comen a sus hermanos.

 

El hecho de que sea una enamorada de estos animales no quiere decir que no les tenga respeto y que no les tema. Ahí va un chascarrillo. Una vez en el mar haciendo body-board con mis amigos (nada profesional ¿eh?) hace unos 12 años noté como algo me daba un golpe en una pierna. Me giré y allí estaba, una pintarroja de medio metro escaso pero que me pareció como un enorme tiburón blanco comepersonas. Se giró y se fue. Creo que en mi vida había nadado más rápido y ni que decir tiene que no me volví a meter en el mar en todo el verano. Ese miedo que surge en tu cuerpo es inexplicable y en ese momento no sabía nada acerca de estos animales, sólo que se comían a la gente en las películas. Creo que fue a raíz de ahí cuando empecé a tomar interés y a aprender todo lo que estuviera a mi alcance.

Fuente: Todo escualos (Ed. Grijalbo, 2001), Propia

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