Las mejoras en la alimentación no tienen el mismo efecto en los ancianos

Llevar una alimentación rica en azúcares y grasas poco saludables puede que no afecte (más de lo que ya lo haya hecho) a la salud de las personas mayores de 75 años, según afirman investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania y el Geisinger Health System. Además, también señalan que esto podría tener implicaciones clínicas ya que fácilmente podemos encontrar ancianos mayores de 75 años siguiendo una alimentación hipocalórica o restrictiva para tratar su exceso de peso u otras enfermedades asociadas, soluciones que, según afirman, podrían tener pocos beneficios en este colectivo.

Históricamente, la gente pensaba en los ancianos como personas delgadas y frágiles. Pero actualmente esa concepción está cambiando a marchas forzadas: más del 30% de las personas mayores tiene exceso de peso y se calcula que en 2030 ese 30% sea de obesos  y no sólo de exceso de peso” comenta Gordon Jensen, director del departamento de Ciencias de la Nutrición en la Universidad Estatal de Pensilvania.

La investigación ha sido llevada a cabo con 449 ancianos (con una media de edad al inicio del estudio de 76,5 años) y se ha alargado durante un tiempo de cinco años. Al inicio del estudio, los investigadores evaluaron los patrones dietéticos de los participantes llamando a cada uno de ellos por teléfono, de cuatro o cinco veces durante un período de 10 meses, y preguntándoles sobre su alimentación en las últimas 24 horas.

Una vez realizados los recordatorios alimentarios de 24 horas y usando registros electrónicos médicos, los investigadores identificaron si los participantes iban desarrollando algún tipo de enfermedad cardiovascular, diabetes, hipertensión o síndrome metabólico durante el período de seguimiento de cinco años. Los resultados, los cuales aparecen en la edición de este mes de la revista Journal of Nutrition Health and Aging, concluyen que no se encuentra ninguna relación entre los hábitos alimentarios de los participantes y la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, de diabetes, de síndrome metabólico ni de mortalidad.

No obstante, lo que sí encontraron fue un mayor riesgo de hipertensión en los ancianos que seguían un patrón alimentario deficitario que contaba con altas ingestas de bollería, postres lácteos, bebidas endulzadas con azúcar y pobres ingestas de frutas, verduras y carnes de aves.

Así pues, estos resultados se suman a los de un reciente y demasiado controvertido estudio, que sugiere que podría haber beneficios en la supervivencia derivados de un exceso de peso.

Ante estos datos, un servidor empieza a pensar que son demasiadas las investigaciones que, como esta, encuentran cierta correlación (recordemos que no causalidad) capaz de causar cierta controversia y por tanto, capaz de adquirir cierta popularidad. No quiero decir con esto que se realice una mala práctica científica en estos estudios pero sí que el “adornamiento” de los resultados puede llevar a ciertas confusiones o a que se enfaticen los aspectos menos relevantes. Al menos, en esta investigación, sus investigadores apuntan cierta sensatez al decir que “las personas que hayan llevado una alimentación saludable toda la vida es más que probable que obtengan mejores resultados de salud

Vía| Penn State Live
Imagen| Iamnotsohappy

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