Los secretos de las antiguas Hierbas Chinas

No, ni nos hemos vuelto locos ni os vamos a hablar ahora de pseudociencia después de criticarla tan efusivamente (al menos yo). Lo que ocurre es que parece que por fin hemos descifrado algún que otro secreto molecular de antiguas medicinas orientales, concretamente de China, pues parece que sus efectos son reales.

Aunque yo debo ser de los más escépticos del mundo, cuando existen estudios que explican las cosas como son, ya toca cambiar de parecer. Es decir, si existen pruebas y argumentos sólidos respecto a determinados medicamentos y sus efectos, ahí ya podemos centrarnos en lo importante, que es su funcionamiento real.

En el caso de hoy os hablaré del Chang Shan, un extracto de raíz de un tipo de hortensias del Tíbel y Nepal, usado en los herbolarios chinos para tratar malaria. Y no solo eso, sino que según algunos estudios también podría servir para reducir la formación de cicatrices, tratar la esclerosis múltiple y disminuir la progresión del cáncer.

Y no, no es una lista de propiedades hecha al azar como algunos elementos “milagrosos” (os invito a leer cada uno de los enlaces). Para empezar, sus propiedades curativas contra la malaria se deben al febrifugine, un derivado activo de este extracto de hierbas. A partir de este activo se puede producir halofuginona, un compuesto muy estudiado que se usa para una amplia variedad de enfermedades.

Pero, ¿cómo funciona? Bien, aquí entramos en el terreno molecular. Según los investigadores de la Harvard School of Dental Medicine, la halofugirona activa diversas vias moleculares de respuesta al estrés, entre ellas una vía que bloquea la producción de células nocivas del sistema inmune (las Th17), implicadas en enfermedades autoinmunes (es decir, cuando se producen en exceso, hay que pararlas, y es lo que hace la halofugirona). Entre estas enfermedades podemos hablar de la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis reumatoide o la psoriasis.

Por otra parte, la halofugirona también desactiva una enzima involucrada en la fabricación de proteinas. Y, al producirse este bloqueo, también se para la producción de células Th17, además de otras células implicadas en la inflamación, cuyo exceso puede ser fatal como ya hemos comentado antes. Por ello, “solo” con el bloqueo de estas vías de respuesta al estrés a nivel molecular, este compuesto podría ser realmente útil para una amplia variedad de enfermedades.

Finalmente, según otro estudio realizado por el The Scripps Research Institute, la halofugirona se engancha a la enzima en forma de “dos manos” (una forma inusual de bloqueo), un detalle más que podría servir a futuras investigaciones para diseñar nuevos fármacos y tratar otras muchas enfermedades.

Así pues, en conjunto, parece ser que algunas hierbas orientales cuyo funcionamiento desconocemos hasta ahora pueden tener un excelente potencial terapéutico. Veremos si esto también ocurre con los otros tipos de hierbas (esperemos que si, pues sería una gran noticia).

Vía | Live Science.

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