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Cuando hablamos de la expresión superar los límites, siempre lo damos como algo sumamente positivo. La palabra límite es una palabra que a ninguno le gusta porque de forma inherente el ser humano está diseñado para ir a más cada día.

Hay un límite que se ha superado recientemente, que tiene una connotación muy negativa para todo el planeta. Se relaciona con la imagen de portada.

¿Qué límite es?

La concentración de dióxido de carbono está a punto de rebasar el “techo” simbólico de las 400 ppm (partes por millón) en la atmósfera.

Varios observatorios del Ártico ya han registrado distintas mediciones que superan las 400 partes por millón la pasada semana. Los expertos esperan que este tope histórico sea certificado por la estación de Manua Loa en Hawai. En este enclave la medición diaria alcanzó las 399,72 partes por millón la semana pasada.

¿Mediciones en Manua Loa?

La Scripps Institution of Oceanography de San Diego provee datos diarios del registro del dióxido atmosférico medido en el volcán hawaiano de Manua Loa. Se eligió esta localización por lo apartado de su ubicación, estando alejado de fuentes de emisión de gases contaminantes.

Además de la estación de Manua Loa, existen otros centros de investigación que se encuentran en Barrow (Alaska), Trinidad Head (California), Tutuila (Samoa americana) y el Polo Sur (Antártida). En dichos centros no sólo se miden los niveles de dióxido de carbono, sino también de ozono estratosférico, aerosoles, vapor de agua o radiación, es decir, todo lo que pueda afectar al clima.

Los datos de emisiones dan lugar a lo que se denomina como “curva de Keeling” (imagen de portada) en honor a Charles David Keeling, el científico pionero en la medición a nivel global de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Esta tarea la comenzó en marzo de 1958.

Aunque incluye la palabra curva, por lo que se ve en el gráfico de cabecera puede que se tuviera que hablar de recta de Keeling porque la tendencia es que aumentan sistemáticamente cada año las emisiones de CO2.

Datos de Keeling

La estimación de la época de la revolución industrial era de 275 partes por millón. El número de partes por millón de dióxido de carbono, comenzó siendo de 316 en 1958. En 1990, se alcanzaban las 350 partes por millón. En 2009 nos acercábamos peligrosamente a las 400, llegando a las 387 ppm.

Estamos en 2013, y estamos alcanzando las 400 partes por millón, y según Ralph Keeling, geólogo de la Scripps Institution, e hijo del impulsor de estas mediciones: “todo parece indicar que vamos a alcanzar las 400 partes por millón sin perder el pulso y que vamos a llegar a las 450, en pocas décadas”.

Según expertos en el clima, por encima de dicho tope de emisiones, la temperatura de la Tierra, podría aumentar entre 2ºC y 2,4ºC.

La tendencia actual y lo ideal

Comenzando por lo ideal, se tendría que apoyar la transición a las energías limpias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, antes de que sea demasiado tarde para las generaciones que vendrán detrás de nosotros.

La tendencia actual apunta al sentido opuesto. Los mercados han vuelto a apostar por los combustibles fósiles, a través de la obtención de gas natural por un sistema que genera mucha controversia denominado “fracking” o fractura hídrica y por las perforaciones petrolíferas en océanos de todo el mundo a grandes profundidades.

Este sistema de “fracking” consiste en extraer gas natural, utilizando millones de litros de agua, además de un gran cóctel de sustancias químicas altamente contaminantes (y cancerígenas en muchos de los casos), que se introducen a presión en el subsuelo, causando en el proceso de extracción la contaminación de reservas de agua.

El siguiente encuentro internacional para hablar del clima, auspiciado por la ONU, ocurrirá en Varsovia a finales del 2013. Viendo la actualidad, el poner un límite a las emisiones de gases contaminantes a partir del 2020 parece una idea cada vez más lejana.

Concluyendo

Desde Greenpeace, hasta la NASA se hicieron campañas hace años hablando del tope de seguridad de las 350 partes por millón.

Según James Hansen, que fue científico de la NASA afirmó y publica en su libro Storms of my grandchildren: “si la humanidad desea preservar un planeta similar a aquel en el que las civilizaciones se desarrollaron y al que la vida en la Tierra está adaptada, debemos de reducir las emisiones hasta un máximo de 350 partes por millón”.

En clases de análisis de datos en la facultad nos decían la importancia de analizar los registros y las tendencias. Viendo la imagen de portada de este artículo podemos concluir que la tendencia es claramente al alza.

La pregunta es, ¿se puede revertir la situación? La respuesta es sí, pero depende. Depende de si hay ganas que revertirla. Hasta ahora ha habido muchas palabras, muchos gestos bonitos, pero pocas acciones serias.

Como dice el título de un libro de Al Gore, la Tierra está en juego, ¿nos hemos enterado que nos estamos haciendo un autojaque mate? De nosotros depende el cambio.

 

Fuentes: Scripps Institution of Oceanography, Storms of my grandchildren y 350

Imagen: NOAA

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