¿Qué ocurre en el organismo de la mujer cuando se queda embarazada? ¿Y cuando ésta da a luz? ¿Cómo se genera el vínculo biológico con el bebé? El embarazo rodea un cúmulo de cuestiones, muchas veces desconocidas pero no por ello dejan de ser importantes o al menos curiosas. De hecho, muchas de ellas pueden determinar el futuro de los descendientes, por lo que vale la pena al menos ser conocedores de ellas y tenerlas en cuenta. He aquí unas cuantas curiosidades sobre la maternidad:

 1. El micromiquerismo fetomaternal

En este desconocido y extraño proceso, si bien la placenta separa el torrente sanguíneo de madre y bebé, un buen número de células fetales cruzan esta barrera y se alojan en el cuerpo materno. Varios estudios han constatado que estas células pueden persistir durante años o incluso décadas en dicho organismo. El papel de estas células, en todo caso, sigue siendo un misterio. Un estudio del 2012 encontró que el ADN de estas células podrían incluso terminar en el cerebro materno. Otros trabajos más avanzados en la cuestión afirman que estas células fetales desencadenarían una reacción de injerto frente a huésped, lo que podría conducir a una enfermedad autoinmunitaria. Esto ofrece una explicación potencial a por qué muchas de estas enfermedades son más prevalentes en mujeres de mediana edad. Otras teorías sobre su función: estas células podrían cobijar a tejido materno enfermo o lesionado y participar en la reparación, podrían migrar al corazón y reparar el tejido dañado tras una cardiomiopatía.

2. Cambios en el cerebro

Trabajos en ratones han encontrado que tener descendencia tiene efectos directos el cerebro. Uno de ellos, por ejemplo, aseguraba que ratas embarazadas desarrollaban nuevas neuronas relacionadas con el olfato, probablemente para reconocer mejor el olor de los bebés. Lo curioso es que, al parecer, estos cambios persisten durante toda la vida de la madre, según un estudio del 2011. Otro estudio aún sin publicar presentado este año en la conferencia anual de la Sociedad Británica de Psicología encontró que las mujeres embarazadas utilizan con más frecuencia el lado derecho de su cerebro (más relacionado con las emociones y las sensaciones) cuando observan imágenes de adultos y bebés exhibiendo diferentes emociones. El efecto es más fuerte cuando estas embarazadas procesan caras felices, según los investigadores, que también sugieren que estos cambios podrían ser parte del desarrollo del vínculo entre madre y bebé después del nacimiento.

3. Amor futuro

Una relación cercana y cálida con la madre en la infancia predice mejores relaciones en el futuro, según un estudio presentado en la reunión anual de la Asociación para la Ciencia Psicológica de 2010. Otro estudio del 2010, este publicado en la revista Nature Communications, encontró que los bonobos machos de bajo rango tenían más oportunidades de aparearse cuando tenían a su madre en su entorno. Incluso se ha dicho que un fuerte vínculo con la madre podría ayudar a los niños a hacer amigos.

4. Obsesiones

Tener un bebé podría volvernos un poco obsesivos, según investigadores de la Universidad Northwestern. Después de estudiar a nuevas madres cuando sus bebés tenían entre 2 semanas y 6 meses de edad, encontraron que el 11% presentaba síntomas significativos del trastorno obsesivo-compulsivo, como miedo a los gérmenes o impulsos exagerados de comprobar y volver a comprobar el monitor del bebé. En comparación, sólo del 2% al 3% de la población general presenta estos síntomas. Los resultados fueron publicados en 2013 en la revista The Journal of Reproductive Medicine. Los mismos investigadores de este trabajo indicaron que, cuando se tornan extremos, estos síntomas pueden ser perjudiciales, si bien algunas preocupaciones son probablemente normales y adaptativas: el cuidado de un recién nacido es, después de todo,  un trabajo duro. También relacionaron el aumento de los síntomas obsesivos con el aumento de las hormonas del estrés después del parto (desregulación de la serotonina).

5. El poder de la voz

Es bien sabido que los bebés conocen la voz de la madre antes del nacimiento. Un estudio del 2003 llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Queen (Canad) y publicado en la revista Psychological Science encontró que el ritmo cardíaco fetal es más rápido cuando se reproduce un poema grabado leído por la madre en comparación una reproducción del mismo poema leído por una voz ajena. El estudio se llevó a cabo en el tercer trimestre, cuando los bebés ya estaban a punto de nacer. Asimismo, otros estudios también han detectado activaciones diferenciadas en los hemisferios cerebrales según si habla la madre o no.

Esta “superpotencia” vocal materna continúa mucho más allá de la etapa de bebé. Escuchar la voz de una madre alivia el estrés de los niños de mayor edad tanto como un abrazo, según un estudio de 2010. También, el sonido de la voz de la madre disminuye los niveles de la hormona del estrés de un niño, el cortisol, y aumenta sus niveles de oxitocina, una hormona relacionada con el amor y la unión.

Fuente | Livescience

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