Ecolocalización humana: ¿Tenemos sónar como los murciélagos? – Medciencia

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Es bien sabido que los murciélagos son ciegos. Para poder volar entre los objetos sin chocarse utilizan una técnica llamada ecolocalización, basada en emitir sonidos y según el eco que reciban saber qué tienen a su alrededor. Este sistema, bastante parecido al sónar de un submarino, es usado por otros animales acuáticos como los delfines. Ahora bien, lo que menos gente sabe es que hay otro animal capaz de usar la ecolocalización: el ser humano.

El “superpoder” de la ecolocalización siempre ha parecido muy sorprendente. En el mundo de los comics existe un personaje con esta habilidad: Daredevil, un abogado que se quedó ciego de niño al caérsele encima vertidos radiactivos. Gracias a la radiactividad (productora de muchísimos poderes en comics, libros y películas durante todos los años 80 debido a su naturaleza misteriosa/peligrosa) desarrolló un oído capaz de captar hasta el sonido de una avispa, y era capaz de localizar objetos mediante ecolocalización. Esto hace pensar que esta habilidad en el humano medio es imposible, pero no es así.

daredevil

Curiosamente, uno de los equipos de investigación en el campo de la ecolocalización es español. En 2009 el equipo de Juan Antonio Martínez de la Universidad de Alcalá de Henares demostró que era posible localizar objetos en la distancia emitiendo un chasquido palatal con la lengua (¡Tch!), para emitir el sonido exacto es necesario apretar con la lengua el paladar y luego desplazarla hacia atrás (y no hacia abajo, como suele hacer la gente). Por qué este sonido en concreto no es casualidad, nuestro oído capta unas frecuencias determinadas y la frecuencia de este chasquido es perfecta para que el eco que recibamos quede dentro de nuestro rango auditivo. De hecho, es un sonido muy parecido al que realizan los delfines, solo que ellos son capaces de emitir hasta 200 chasquidos por segundo, y nosotros solo podemos hacer tres o cuatro.

Mediante un entrenamiento específico de un par de horas diarias es posible distinguir si tenemos un objeto delante en el plazo de un mes. Hasta ahora algunas personas ciegas habían desarrollado la capacidad de ecolocalización mediante prueba y error, por ejemplo, el estadounidense Ben Underwood dominó la ecolocalización hasta el punto de poder jugar al baloncesto (se le consideraba el mejor “ecolocalizador” autodidacta hasta su muerte en 2009). Si quieres ver a un ecolocalizador en acción, puedes ver este vídeo.

En la actualidad el equipo de Daniel Rowan, de la Universidad de Southampton, ha publicado un nuevo estudio en el que analiza la capacidad de ecolocalización en voluntarios con ceguera y sin ella. Lo que hace a este nuevo estudio interesante es el uso de una habitación de control de sonido, que permite amortiguar de manera selectiva todos los sonidos del exterior y es capaz, entre otras cosas, de emitir un eco independiente del sonido inicial. De esta manera se puede estudiar cómo se interpreta la distancia en función del tiempo de llegada del eco, aunque no exista ningún objeto delante. Además, para tratar de entender mejor el fenómeno se sitúan micrófonos en los oídos de los voluntarios y se analiza el eco que reciben.

Pudieron comprobar que la eficacia de la ecolocalización disminuye a medida que alejamos el objeto, siendo imposible de detectar cuando este se sitúa a una distancia máxima de 1.8 metros, aunque el sujeto haya sido entrenado. Observaron además que la ecolocalización no tiene nada de especial, más allá de tener un oído muy fino: cuando el eco llega podemos discriminar donde se sitúa el objeto según la diferencia de distancias entre los dos oídos, como hacemos normalmente.

Cuando compararon los datos de la gente con ceguera y sin ella, pudieron ver que los ciegos realizaban la tarea un poco mejor, pero no excesivamente. Según los investigadores, quedarse ciego no implica adquirir automáticamente la capacidad de ecolocalización, importa mucho más tener buen oído y el entrenamiento adecuado. Así que ya no tienes excusas, si tienes tiempo libre y poca vergüenza ajena, ya puedes ir por la calle practicando tu superpoder. Tch, tch, tch…

 

Fuentes| Europa Press, Science Daily

 

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