Hoy, en nuestra sección de mujeres científicas, hablaremos por primera vez de una que aún sigue viva. Porque las científicas actuales también merecen nuestro reconocimiento y ésta se lo ha ganado con creces. Se trata de Jane Goodall, una mujer que ha llevado su trabajo mucho más allá de los laboratorios y los despachos.

Biografía de Jane Goodall

Jane Goodall nació en Londres, el 3 de abril de 1934. Hija de un hombre de negocios y una novelista, inició el amor por su carrera siendo muy pequeña, cuando su padre le regaló un realista chimpancé de juguete. Mucho después, en 1957, consiguió trabajo como secretaria en Kenya. Una vez instalada, contactó para hablar sobre animales con el paleontólogo keniano Louis Lekay, que andaba buscando contratar a un primatólogo para estudiar la conducta de los chimpancés. Aunque después de hablar con ella en un principio sólo la contrató como secretaria, más adelante la envió a Tanzania para comenzar sus investigaciones. Además, también la hizo ir a Londres, dónde pudo estudiar con expertos en la materia todo lo necesario sobre conducta y anatomía de los primates. A continuación, después de varios viajes a Tanzania, ya en 1962, Goodall viajó por recomendación de su mentor a Cambridge dónde, aun sin tener una carrera universitaria previa, obtuvo un doctorado en etología, convirtiéndose en la octava persona a la que se le permitió obtener un título de esa categoría sin tener una licenciatura.

Aportaciones a la ciencia de Jane Goodall

Quizás llevada por su ausencia de  formación universitaria, Jane fue capaz de descubrir cosas que los científicos, basados únicamente en sus férreas doctrinas, no habían sido capaces de ver. Para sus estudios, no se restringió a numerar los chimpancés, como solían hacer otros profesionales, sino que les dio nombres y observó sus relaciones familiares, concluyendo que cada uno de ellos tenía una personalidad única, totalmente diferente de las del resto del grupo. Además, observó en ellos conductas racionales y la presencia de sentimientos, como la alegría y la tristeza. Junto a esto, también presenció conductas que se creían únicamente humanas, como besos, abrazos o palmaditas en la espalda. Sus investigaciones también han sido relevantes por desmentir dos teorías consideradas hasta el momento. En primer lugar, negó el hecho de que sólo los humanos fuesen capaces de utilizar herramientas, pues los chimpancés tomaban ramitas de árboles y, después de quitarles las hojas, las utilizaban para cazar termitas. Esto último desmentía la arraigada creencia de que la alimentación de estos primates es únicamente vegetariana.

La vida de Jane Goodall, por lo tanto, nos enseña tres cosas muy importantes. En primer lugar, que los chimpancés son mucho más parecidos a nosotros de lo que se creía hasta el momento. En segundo lugar, que la fuerza de voluntad y la curiosidad pueden llevar a alguien mucho más lejos que los estudios universitarios. Y, por último, nos enseña lo improtante que puede ser elegir bien el juguete que le vamos a regalar a un niño. Regalad a vuestros hijos juguetes que les inviten a soñar. Así les ayudaréis a ser grandes.

Imágenes: Art creation forever  Wildchimpanzees.org

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