Si no reciclamos los aparatos eléctricos y electrónicos, nuestro bolsillo se resiente

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Los aparatos eléctricos no llevan con nosotros toda la vida, pero realmente nos solucionan muchos problemas, desde la conservación de los alimentos en los frigoríficos, hasta el estar informados simplemente dándole al botón de encendido en nuestros televisores.

Cuando el aparato no funciona, en muchas ocasiones lo que se ve es que dicho residuo no descansa para ser tratado en un punto limpio, sino que forma parte (durante poco tiempo, hasta que alguien se lo lleva) del adorno de muchas de las calles de nuestro país.

Datos del sector de tratamiento de residuos

Quizá son datos que se desconocen, pero la realidad es que este sector genera 35.000 puestos de trabajo directos (sin contar con los indirectos) en nuestro país. El volumen monetario supera los 10.000 millones de euros, que con tantos ceros, nos podemos perder un poco, pero representa el 1% del Producto Interior Bruto en España.

La situación de la crisis económica está llevando a que, según datos oficiales de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), facilitados por Nicolás Molina, jefe del área técnica de esta federación, del millón de aparatos frigoríficos y congeladores, que las familias españolas dieron de baja en 2011 para su posterior reciclaje, el 33%, que pasado a kilogramos según datos oficiales de la FER, son 25 millones, que se han perdido por canales ilegales.

En Andalucía se genera una media de 8 kilogramos por habitante al año de estos residuos y aparatos electrónicos y eléctricos. Esto da un total de más de 67 millones de kilogramos, y en 2011 sólo se han gestionado 3 kilogramos por habitante al año, suponiendo un déficit del 62%.

Causas de esta realidad

Hay un doble origen que lleva a estos datos, por un lado serían los robos que se están produciendo en los puntos limpios o en las propias plantas de reciclaje, y por otro lado, sería la falta de una gestión correcta de los propios ciudadanos que los abandonan en la calle.

Según Nicolás Molina, este problema no es de ámbito nacional, sino que es internacional, ya que existen mafias especializadas que realizan asaltos profesionalizados a plantas de residuos para vender los metales robados, especialmente el cobre, en China a través de puertos como los de Barcelona o Marsella.

Lo que hacen estas mafias es robar la parte más interesante del frigorífico, desde el punto de vista económico, el compresor, que contiene metales lucrativos como el cobre y metal férrico.

Conclusión

Cuando no reciclamos los residuos y aparatos eléctricos y electrónicos (en siglas son RAEE) nos hacemos daño al bolsillo. Cuando se compra un aparato eléctrico o con pilas, el consumidor paga una tasa para financiar el correcto reciclaje de este producto. En el caso del frigorífico son 10 euros y en el del microondas son 3 euros, con lo que ya que pagamos sí o sí un extra por estos aparatos, vamos a reciclarlos correctamente.

Los ayuntamientos se tienen que poner manos a la obra, ya que los que tienen más de 5.000 habitantes según la legislación actual, están obligados a tener puntos limpios a disposición del ciudadano para reciclar los aparatos en desuso, pero esto se incumple en un porcentaje muy alto.

Cuando no se lleva uno de estos aparatos a una planta de reciclaje, contribuimos, no solo al daño del medio ambiente, sino también de la propia persona que coja ese aparato en la calle por la contaminación a la que se pueda ver expuesto por la rotura de dicho aparato (gases y productos tóxicos que emita) y además contribuimos a que una persona que trabaje en una planta de reciclaje en nuestro país, pueda verse en paro.

 

Fuente: EFE Verde

Imagen: Solar Sostenible

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