Impulsos eléctricos para “hackear” el cerebro, sin morir en el intento

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En su momento ya hablamos de algún que otro método para hacernos más inteligentes, como bien podrían ser algunos tipos de fármacos actuales. Eso no significa que recomendemos ni ese método ni el que explicaremos hoy, pues todo necesita su buena investigación y conlleva una serie de riesgos poco o nada estudiados. Aún así, no deja de ser curioso como algunos individuos intentan “hackear” su propio cerebro con el afán de volverse más inteligentes, aprender más rápido o mejorar su memoria.

Chispazos cerebrales, la última moda para “piratear el cerebro”

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El caso del que hablaremos hoy es, nuevamente, la aplicación de un tratamiento en personas sanas que realmente no lo necesitan, pero que aún así notan sus beneficios. Se trata de las sacudidas eléctricas selectivas, dirigidas a unas áreas determinadas del cerebro. Es un tipo de tratamiento que se usa como último recurso en pacientes con Parkinson o Epilepsia, e incluso la depresión o la ansiedad entre otros: La Estimulación Magnética Transcraneal (tDCS en sus siglas inglesas).

No es la primera vez que se usa esta técnica para procesos donde no estaba planeada. De hecho hace poco salió a la luz una investigación sobre el control de los sueños mediante la tDCS, con bastantes buenos resultados. Pero el caso de hoy va más allá, pues parece ser que el uso de esta corriente eléctrica de baja intensidad mediante electrodos situados en el exterior del cráneo podría ayudar a aprender más rápido.

Uno de los estudios que se conocen sobre el tema es el de los pilotos de la Fuerza Aérea de EE.UU. donde se demostró que gracias a esta estimulación eléctrica eran un 25% mejores en las pruebas de formación que aquellos pilotos que no recibieron tal tratamiento.

Y claro, sabiendo esto, más de uno ha pensado en aplicarse el método a si mismo, llegando a existir vídeos en YouTube sobre el tema como este (OJO: Desde MedCiencia no recomendamos seguir las instrucciones del vídeo. Cualquiera que lo ponga en práctica lo hará bajo su propio riesgo):

Este tipo de inventos usan materiales como una cinta elástica, electrodos, y una batería de 9 voltios que produce 1-2 miliamperios de electricidad. Aproximadamente la energía que necesita una pequeña bombilla LED, por lo que el peligro debería ser mínimo. Por otra parte, esa es exactamente la misma intensidad que investigadores como Vincent Clark, director del Centro de Psicología Clínica y Neurociencia de la Universidad de Nuevo México.

El peligro de automedicarse con electrodos, y los efectos secundarios

Actualmente Clark, gracias a los fondos del Departamento de Defensa, ya ha llevado a cabo experimentos para comprobar los beneficios de esta técnica. En su caso los voluntarios del estudio vieron una serie de complicados dibujos en los cuales había escondido un objeto amenazados, como un arma o un paquete sospechoso. Su objetivo era ver lo rápido que los individuos podían detectar estos objetos según si eran tratados con tDCS o sin ella.

“Lo que encontramos es que las personas que recibieron una dosis completa de tDCS aprendieron dos veces más en la misma hora de formación que las personas que recibieron una dosis muy baja, o ninguna dosis de tDCS”

Este investigador cree en el gran potencial de la tDCS como medicamento con menos efectos secundarios, pero los demás científicos están preocupados por los posibles experimentos comerciales o caseros como el del vídeo anterior. De hecho esto podría catalogarse de automedicación, con todos los riesgos que conlleva, y con mucha más facilidad para conseguir los materiales como podréis observar. Eso quiere decir que sería una automedicación más difícil de controlar si cabe, y mucho menos investigada en la actualidad.

Finalmente, también os hablamos en su día sobre los posibles efectos secundarios de este tipo de técnicas mediante impulsos: Se mejora un área cerebral, pero a cambio disminuyen su funcionalidad las demás. Por tanto, no está del todo claro el beneficio de la técnica.

De momento, como en todo, aún queda mucho por investigar y saber si la tDCS tiene un valor terapéutico real y duradero, o si tan solo beneficia a unos pocos y puede llegar a ser peligroso para muchos.

Vía | NPR.

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