¿Hasta qué punto nos dejamos llevar por el grupo? [VÍDEOS]

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Todos sabemos que no nos gusta ser la “oveja negra” de un grupo. La presión que puede ejercer la sociedad es más fuerte de la que nos podemos imaginar en un principio. Pero, ¿hasta dónde somos capaces de llegar?

Algunos psicólogos han realizado una serie de experimentos para medir hasta qué punto es capaz la influencia del grupo de deformar nuestra percepción de la realidad. Veamos dos experimentos que han estudiado la conformidad grupal.

El experimento de Asch

Uno de los experimentos más famosos que se han llevado a cabo para evaluar la conformidad grupal fue el experimento de Asch que fue realizado en 1953. Este experimento ya fue explicado por Debora Sánchez en uno de los apartados sobre 5 experimentos psicológicos que muestran nuestro lado oscuro, donde habló sobre una serie de experimentos ingeniosos que tratan de revelar cómo actuamos ante una serie de situaciones particulares. Si no lo habíais leído antes, os sugiero que le echéis un vistazo ya que no tienen desperdicio alguno.

El experimento de Asch consistía básicamente en contestar cuál de las tres líneas de la derecha de la imagen que se muestra tiene la misma longitud que la de la izquierda. El truco está en que todos los participantes, excepto uno, son cómplices del experimentador. En este vídeo se muestra perfectamente lo que sucede:

Resulta increíble comprobar cómo el sujeto se equivoca en la segunda imagen cuando se ve claramente que la respuesta correcta es la línea número 2. De hecho, esa respuesta es la peor de todas las posibles. El sujeto, al no querer entrar en conflictos con el grupo, acaba por “camuflarse” con los demás.

El experimento del ascensor

Otro experimento que se realizó para observar la poderosa fuerza de la influencia social fue el experimento del ascensor. En esta prueba, todos los sujetos que se encuentran en el ascensor, excepto uno, son actores. Los actores se colocan en una rara posición en el ascensor que pone en serios apuros al pobre inocente que no sabe que está siendo víctima de un experimento. ¿Qué sucede en esta ocasión?

Como podemos observar, aunque la actitud del resto del grupo sea realmente absurda, acabamos por imitarlos para no destacar llegando a producirse en este caso situaciones verdaderamente ridículas debido a la presión social.

Conclusiones

Ambos experimentos son bastante reveladores ya que pone en evidencia cómo el grupo es capaz de “manipularnos” aunque no nos demos cuenta de ello. Aunque llevemos la razón y sepamos incluso que el resto se equivoca, al cabo del tiempo nuestra percepción de la realidad acaba deformándose acorde con la visión del grupo con el objetivo de no destacar sobre los demás.

Sin embargo, la conformidad grupal también tiene sus ventajas. Si cada uno llevara el concepto de individualismo al extremo, no existirían, por ejemplo, las colas que nos podemos encontrar en un supermercado o cualquier otro tipo de orden social. En este extremo, todo sería caótico.

Es por eso por lo que necesitamos cierto grado de conformidad grupal para darle una estructura a la vida social, previsibilidad y nos ayuda a mantener muchas convenciones sociales. Además, si no fuera por la influencia social, dudo mucho que hubiéramos sobrevivido como especie.

No obstante, la presión social tiene serios inconvenientes cuando la opinión grupal no debería tenerse en cuenta. De esta manera, reducimos nuestra personalidad al acatar lo que los demás dicen sin razón aparente. Con el simple hecho de ser consciente de los resultados de estos dos experimentos, somos menos susceptibles a caer en estos errores lo que nos permite gozar de mayor individualismo.

La conclusión es más que evidente: hay que impedir que los actos y pensamientos de la mayoría guíe por completo nuestra conducta. Esta conclusión se puede derivar a una gran cantidad de temas que seguro que a cada uno de nosotros se nos viene a la mente al leer esta entrada.

No hay mayor alegría en esta vida que la diversidad de opiniones. Imagina un mundo en el que todos fuésemos iguales: sería, desde luego, nuestro fin. Por tanto, siéntete feliz por ser diferente y no tengas miedo a no compartir lo que la mayoría hacen, dicen o piensan. Acuérdate de estos experimentos cuando te encuentres en una situación similar.

Más información [vídeo]: Experimento de Asch. Conformidad Grupal.

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